Sabado, 23 de noviembre de 2024

La sustitución de la familia por el Estado

Familia vs Estado

      El proceso de crecimiento imparable del Estado no tiene fin, lo llaman el Estado del Bienestar, aunque yo lo llamo el Estado del Sobreestar o –como se dice en Asturias- del Refalfiar.  

El Estado todo lo acapara, todo lo suple, todo lo abarca, no hay faceta de la vida de las personas que no quiera satisfacer, del que no quiera apoderarse.

  Lo curioso es que todo este proceso se lleva a cabo con la aquiescencia de la inmensa mayoría de la población. Ludwig Von Mises ya lo advirtió el siglo pasado, en tiempos de los grandes totalitarismos, cuando los pueblos caían cautivados ante los discursos grandilocuentes y redentores:

  “Los hombres parecen ahora estar empeñados en asignar todos los poderes al gobierno (…) Aspiran al totalitarismo, es decir, quieren condiciones en las que todos los asuntos humanos sean dirigidos por los gobiernos. Aclaman todo paso en la dirección de una mayor interferencia gubernamental como un avance hacia un mundo más perfecto; confían en que los gobiernos transformarán la tierra en un paraíso (…) incluso en uso del tiempo libre del individuo se considera tarea del Estado”.  

 Hoy en día en las democracias occidentales es más difícil percibirlo, pues el totalitarismo está revestido de fórmulas democráticas que enmascaran su verdadera naturaleza. Es lo que Gustavo Bueno ha venido en llamar: el fundamentalismo democrático.  

Pensiones, educación, sanidad, vivienda, trabajo, todo nos lo soluciona el Estado, aunque no queramos: tienes que ser feliz por ley. No te preocupes de nada, el Estado Providencia todo te lo da, todo te lo proporciona. Bajo esa apariencia protectora resulta que el Estado no te da nada que previamente no te haya quitado. Porque todo ese monstruo gastador se alimenta con los recursos que previamente te ha quitado. Porque el fin del Estado Providencia es eliminar las instituciones prestatales y, de ellas, la más peligrosa es la familia. El Estado Providencia no quiere competencia, lo quiere todo para sí.  

 Así resulta que el mayor enemigo del Estado Omnipotente es la familia. El mayor enemigo de la familia es el Estado del “Bienestar”. Estas dos frases condensan una de las realidades más difícilmente perceptibles hoy día para la opinión pública y, sin embargo, más auténticamente verdaderas.  

 Para acabar con la familia hay que destruir los vínculos familiares y para ello nada como la Seguridad Social y los sistemas de previsión públicos.

  Se crean ciudadanos dependientes de los subsidios públicos, esa es la manera de tenerles sojuzgados, dependientes. El Estado no quiere ciudadanos económicamente independientes –como el marido absorbente no quiere que su mujer lo sea- pues a través de la paga, del subsidio, de la pensión, les tiene controlados. El Estado nos quiere dependientes de la sopa boba, de las migajas que arbitrariamente reparte. Por eso necesitan una Seguridad Social potente, que invita al ciudadano a no ahorrar, a confiar la tranquilidad de su vejez a la pensión pública, a poder prescindir de los resortes familiares y acudir a los recursos de la Ley de Dependencia, a las residencias de ancianos públicas, a la caridad estatal. No ahorres, no seas previsor, no pasa nada. No trabajes, no te esfuerces en progresar, porque para eso está el Estado. Gasta sin control, endéudate, que ya te bajaré el interés legal del dinero o te daré una pensión no contributiva, pero eso sí, vótame. Porque así te quiero, sumiso, dependiente de la pensión. Cambia de coche, sal de viaje …

  Sin embargo, los estatistas no ganarán, ya lo dijo Ronal Reagan:  

 “La familia –no las políticas de los gobiernos- es la mejor manera de asegurar que nuestros jóvenes sean educados apropiadamente, que los ancianos tengan atención, que nuestro legado cultural y espiritual se perpetúe, que nuestras leyes se cumplan y que nuestros valores se preserven: el Gobierno puede tener el suficiente poder para destruir a las familias; pero no lo tiene para reemplazarlas.¨     


Comentarios

Por Ruki 2011-02-01 21:48:00

Comentarios El estado no lo puede suplir todo y por supuesto nunca podrá sustituir a la familia tal y como siempre lo entendimos. Destruye a la familia y tendrás un conjunto de personas dependientes del estado, quizás eso es lo que se pretende...


Por Jaime Cifu 2011-02-01 17:36:00

El Estado realiza ciertas acciones con la excusa de protegernos, pero deja de realizar otras que debería con la excusa de hacernos libres. Pongo ejemplos: De lo primero: subvenciones varias, leyes mordaza, prohibiciones absurdas, imposición y regulaciones excesivas y absurdas, estados de alarma, etc. De lo segundo: conservación del matrimonio tradicional, protección del derecho a la vida, protección de la castidad, cuidado de enfermos mentales, financiación de enseñanza de calidad para personas sin recursos, ausencia de controles sobre pornografía en los medios, etc. Es decir, que NO es que el Estado esté engordando, sino que está funcionando cada vez de una forma más aberrante. Cuidado con Ludwig von Mises y demás ralea, porque aquel enfermo iluminado era capaz de realizar afirmaciones de esta clase: ?los seres de ascendencia humana que, de nacimiento o por defecto adquirido, carecen de capacidad para actuar (en el sentido amplio del vocablo, no sólo en el legal), a efectos prácticos, no son seres humanos. Aunque las leyes y la biología los consideren hombres, de hecho carecen de la característica específicamente humana


Por Jaime Cifu 2011-02-01 17:36:00

El Estado realiza ciertas acciones con la excusa de protegernos, pero deja de realizar otras que debería con la excusa de hacernos libres. Pongo ejemplos: De lo primero: subvenciones varias, leyes mordaza, prohibiciones absurdas, imposición y regulaciones excesivas y absurdas, estados de alarma, etc. De lo segundo: conservación del matrimonio tradicional, protección del derecho a la vida, protección de la castidad, cuidado de enfermos mentales, financiación de enseñanza de calidad para personas sin recursos, ausencia de controles sobre pornografía en los medios, etc. Es decir, que NO es que el Estado esté engordando, sino que está funcionando cada vez de una forma más aberrante. Cuidado con Ludwig von Mises y demás ralea, porque aquel enfermo iluminado era capaz de realizar afirmaciones de esta clase: ?los seres de ascendencia humana que, de nacimiento o por defecto adquirido, carecen de capacidad para actuar (en el sentido amplio del vocablo, no sólo en el legal), a efectos prácticos, no son seres humanos. Aunque las leyes y la biología los consideren hombres, de hecho carecen de la característica específicamente humana


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