Domingo, 20 de julio de 2025
Feijóo, el 'delfín' de las quinielas madrileñas que busca la gesta de una tercera mayoría absoluta en Galicia
Feijóo optará a un tercer mandato como "militante de Galicia": "Estoy seguro de que podremos volver a ganar"
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha confirmado a sus compañeros del PPdeG que se presentará al congreso autonómico de mayo con la intención de optar a un tercer mandato en Galicia, de la que se siente "militante", sin ocultar su objetivo de intentar revalidar una mayoría absoluta ahora única en España. Optimista, ha trasladado a los suyos su convicción de que, como en 2009 y 2012, los populares están en condiciones de "volver a ganar".
Aunque la percepción de continuidad era mayoritaria en el partido, los suyos han recibido entre aplausos, en pie y a gritos de "¡presidente, presidente!" el anuncio de Feijóo, quien ha pronunciado un discurso en el que varias veces se ha mostrado al borde de las lágrimas. Fue una intervención de balance y cíclica, con una primera parte en la que incidió en las "renuncias" que conlleva la vida pública y un final en el que se identificó con Manuel Fraga.
Tras abrir hace unos días la puerta a cambiar de actividad profesional e ir a la privada, este sábado, en la Junta Directiva, ha reconocido que la suya no ha sido "una decisión fácil". Eso sí, se ha esforzado en intentar silenciar las voces, empezando por sus rivales políticos, que señalan que se queda en Galicia porque su partido le ha cerrado las puertas en Madrid.
Así, ha trasladado una vez más su respaldo a Mariano Rajoy, que "conocía desde hace días" su decisión y ha asegurado que "siempre" que ha tenido la "oportunidad" de elegir, ha "elegido" Galicia porque "no hay mayor honor" que presidir la comunidad. Pero primero, Feijóo ha echado la vista atrás y ha recordado cuando, hace "algo menos de 10 años, con menos gente, menos cámaras y menos canas" lanzó su candidatura para suceder a Fraga en el mismo Hotel Palacio del Carmen.
Mientras parte de los suyos ven en el de este sábado el acto 'formal' de lanzamiento de la campaña para las próximas elecciones autonómicas --aunque el ambiente preelectoral ya se agudizó en las últimas semanas--, ha optado por recordar la situación en la que se encontraba el PPdeG cuando él tomó por primera vez sus riendas. "Teníamos que buscar a alguien para sustituir a alguien insustituible, a uno de los padres de la democracia", ha señalado.
"Sumar, seguir y ganar; ese era el lema de mi candidatura", ha continuado, convencido de que el PPdeG pudo lograr sus retos por permanecer "fiel a sus principios de galleguismo y reformismo", pero también por haber sido "pragmático". Tanto ahora como entonces, ha señalado que el suyo era "el primer partido" de Galicia, pero los "tiempos" no son ni eran "fáciles" para los populares.
La diferencia, ha incidido Feijóo, quien ha reiterado varias veces su voluntad de agotar la legislatura, que concluye en otoño, es que el PPdeG tiene ahora "una mayoría suficiente en la Xunta para seguir gobernando". Ante los suyos, algunos de los cuales verían un adelanto con buenos ojos dada la situación de la oposición, ha reiterado que no sabe cuánto durará la incerteza en España, pero Galicia tendrá "hasta el último día" un gobierno "estable" que ofrezca "garantías de presente y de futuro".
Frente a los que se "quedaron anclados en el pasado", ha reivindicado la "renovación" en el PPdeG y que él tuvo el honor de ser candidato en dos comicios autonómicos. "Nunca podré devolver la gratitud y llevaré por siempre el mayor honor de mi vida, que es presidir Galicia. No hay mayor honra, nada que pueda haber hecho antes ni que pueda hacer después", ha proclamado, emocionado.
"Ganamos porque nos movilizamos y nos renovamos. Así ganamos, así ganó Galicia y así estoy seguro de que podremos volver a ganar. Aquí hay un partido, aquí hay movilización y renovación", ha sentenciado, antes de subrayar que la política obliga a "renuncias", igual que "trae sinsabores, a veces merecidos, otros más injustos, y otros desproporcionados".
"Pero merece la pena cuando uno ama a su país", ha reivindicado, antes de reflexionar sobre la pérdida de la confianza en los políticos y la deriva de esta actividad, al entender que ahora parece "más efectivo frivolizar una frase que tomárselo en serio", como también "odiar al adversario y no abandonar nunca el insulto ni la insidia permanente".
Frente a ello, él ha optado por reivindicar el estadismo de Gerardo Fernández Albor y una política "que busca puntos de encuentro y un país unido". "Esa es la política en la que creo y creeré siempre, esté o no en ella", ha garantizado, antes de apuntar que es el segundo presidente autonómico con más tiempo en España y gestiona "la única mayoría absoluta".
Aunque honrado de cumplir siete años como presidente gallego y diez al frente del PPdeG, ha señalado que este tiempo hace que su reflexión fuese legítima y necesaria. "No por mí, sino por la importancia de las responsabilidades que ocupo, por mi partido y por mi país", ha argumentado Feijóo, que siempre se ha mostrado convencido de que dos mandatos son suficientes.
A continuación ha llegado el momento más esperado por los suyos, cuando Feijóo ha reconocido que a cada pregunta formulada "siempre" le llegaba "la misma respuesta: Galicia". "Siempre que tuve la oportunidad de elegir en mi vida, elegí Galicia. Galicia merece la pena siempre. Antes Galicia que cualquier otra opción", ha proclamado, con los miembros de la Junta Directiva en pie.
Fue entonces cuando, "con la misma ilusión de hace diez años" y "la fuerza necesaria para darlo todo" porque cree que el proyecto del PPdeG es "el que más conviene a Galicia", y dado que ésta "está por encima de todo", anunció que presentará su candidatura a un congreso en el que, previsiblemente y tras semanas con los suyos pidiéndole que concurra, no tendrá rival, o al menos no uno capaz de hacerle frente.
Con sus "errores" y logros de gestión como bandera, ha agradecido estas peticiones y ha proclamado que se presenta como candidato porque cree que el PPdeG "tiene futuro" y puede "conciliar a la gente con la política". "Después de diez años como presidente del partido y siete como presidente de la Xunta, puedo mirar a los ojos de la gante", ha esgrimido.
"En mi vida no hay nada más importante que Galicia. No me presento por los aciertos, sino para corregir errores; no estoy en política para acomodarme, ni para lucir el cargo, ni para lucirme yo. Me pongo a disposición de mi partido primero y, si mi partido quiere, después me pongo a disposición de los gallegos. Creo que no será fácil", ha remarcado.
Feijóo ha negado las teorías de sus rivales de que no se presentaría en Galicia porque buscaría su beneficio personal, intentaría dar el salto a la política nacional o de que teme el resultado electoral. "Aquí estoy y Galicia tendrá hasta el último día un Gobierno responsable", ha apostillado, antes de apelar al "sentidiño" y garantizar que no se presenta "para que todo siga igual", sino que quiere "exigirse más" y cree que "todos" deben hacerlo.
Dicho esto, ha advertido que él no será "un candidato de manual" porque no cree en los "los laboratorios" que dan lugar a políticos como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Albert Rivera, a dirigentes que dan por cumplida su jornada "con un par de tweets y una tertulia". Él aspira a servir a Galicia y a los gallegos, que le dieron "todo", y les servirá "siempre y desde donde ellos quieran".
"No seré el candidato que empieza en una foto y acaba en un eslogan. Tengo mi forma de ser, tengo una trayectoria y un carácter. Para bien y para mal, soy Alberto Núñez Feijóo y no lo puedo remediar", ha zanjado.
Volverá a presentarse en Galicia. Atrás queda la vocación inicial de dos mandatos y Alberto Núñez Feijóo (Os Peares --Ourense--, 1961), el 'delfín' de todas las quinielas madrileñas, el hipotético sucesor de Mariano Rajoy que coqueteó con hacer carrera en la privada, peleará por lograr la gesta de una tercera mayoría absoluta que le situaría en un puesto único entre todos los barones del Partido Popular.
No sería la primera vez. Con fama de buen gestor, esquivó la crisis y retuvo el poder en 2012. Tenía el reto de dar buenas noticias a un Rajoy ya señalado por los recortes, como había hecho en 2009, cuando inició la 'reconquista' popular en España. Y lo hizo con nota: revalidó la mayoría absoluta con tres diputados más, hasta 41.
Con dos mayorías absolutas bajo el brazo, sin miedo a los periodistas frente al 'plasma' de Rajoy, y una imagen mejorada --aunque su principal cambio de look se produjo en 2009 cuando abandonó la gomina--, el 'rapaz de Os Peares', a quien gusta rememorar su infancia en este pueblo ourensano, se consolidó entonces como barón emergente en su partido.
Cuatro años después, con la puerta de la crisis entreabierta y la corrupción, que no ha esquivado el PPdeG con casos como la Pokémon o la Zeta, entre las principales preocupaciones de los ciudadanos, Feijóo se enfrenta a una reelección quizás tan difícil como el reto que asumió en 2009, cuando logró arrebatar el Gobierno autonómico a PSOE y BNG.
Ahora la oposición le afea las fotografías de los 90 que publicó 'El País' y en las que se le ve con el narcotraficante Marcial Dorado, y su relación con el supuesto conseguidor de la 'Zeta', Pachi Lucas, pero los suyos restan importancia a ambas cuestiones, reivindican su trayectoria como "intachable" y se aferran al demérito de la oposición. Él se ha declarado "militante" de Galicia y está dispuesto a asumir el desafío.
De hecho, uno de los puntos fuertes para Feijóo es la incierta situación política de sus rivales. Y es que el PSdeG no tiene aún candidato claro --José Ramón Gómez Besteiro dimitió tras acumular una decena de imputaciones--. También está el proceso interno indefinido de las mareas y el candidato del BNG en el aire (aunque todo apunta a que será Ana Pontón, tras eliminar la imposibilidad de compaginar el cargo de portavoz nacional con el de candidato).
El resultado de Ciudadanos es una incógnita, así que los sondeos internos favorecen a Feijóo y algunos de los suyos querrían adelantar las gallegas, que tocan en otoño. El propio Feijóo ha dicho que ve al PPdeG "en mejores condiciones" que en 2009. Lo hizo ante Mariano Rajoy, en Pontevedra, a quien volvió a respaldar y a quien trasladó que "ser presidente de la Xunta merece la pena". Pero en público sólo apela reiteradamente a agotar la legislatura con la bandera de la estabilidad.
Ahora, quienes le conocen no dudan de que dará la batalla porque es "un trabajador incansable". Inciden también en que lo que hizo con la última remodelación de su gabinete es construir un Ejecutivo "para una legislatura más". El giro social de sus políticas, con la creación de una Consellería específica del ramo, tampoco pasa desapercibido.
Además, dan por hecho que bajo la manga esconde algún as que le permitirá poner el viento a su favor en la travesía preelectoral. Mientras, su entorno quiere trasladar que su "ambición" es afrontar "por fin" un mandato "de bonanza" en el que dar "buenas noticias" y con retos como el Xacobeo de 2021 o el problema demográfico.
Su discreción, para algunos hermetismo, no es su única cualidad. Los suyos ven a Feijóo, con mismo número de teléfono desde hace años, como "un trabajador incansable", que "encaja bien las críticas y siempre las pide"; flexible, pero también exigente. A la hora de tomar decisiones, "escucha a todo el mundo", pero suya es la última palabra.
Pese a las dificultades de la crisis, este licenciado en Derecho intentó conservar la imagen de buen gestor, de político de centro que huye de radicalismos, de hombre de Estado en Galicia que previene contra la ruptura de España. Y al mismo tiempo, definirse como un político moderno. Feijóo no faltó a la primera boda gay que se hizo pública en el PP: la de un concejal de Ourense amigo suyo, en 2006.
La capacidad de gestión se avecina como caballo de batalla frente a las mareas. Reivindicará su experiencia frente al "populismo" que atribuirá a los recién llegados. Y no solo la de gobierno, porque su biografía revela una carrera profesional que arrancó con 23 años en la Xunta y el paso por el Insalud y Correos.
Luego regresó a Galicia de la mano del fallecido Manuel Fraga, al que sucedió y demostró su capacidad política para hacerse con el partido pese a estar en la oposición y con el 'baltarismo' como contrapunto en Ourense. De algún modo, para el 'pijo madrileño' reconvertido en "niño de aldea", esta provincia, en la que Manuel Baltar sucedió a su padre y se mantiene con el poder, sigue siendo el contrapunto.
Y es que Feijóo, quien en 2010 apoyó implícitamente --nunca de forma pública-- a Juan Manuel Jiménez Morán, el rival de Manuel Baltar, se ha acostumbrado a convivir con el 'baltarismo'. Quizás por ello, aceptó que el vástago heredase también la Diputación y ahora le respalda, aunque está siendo investigado por cohecho tras ser acusado por una mujer de ofrecerle un empleo a cambio de sexo. Ella, a quien el juez reconoce como perjudicada por supuesto acoso sexual, también es investigada.
Al recuperar la Xunta para el PPdeG a la primera superó su primera prueba de fuego en 2009. Inició un mandato con "austeridad" y "racionalización" como palabras fetiche. También lo fue el control del déficit y, en su afán de mantener su imagen de buen gestor, Galicia se convirtió en la primera comunidad en fijar por ley un techo de gasto presupuestario.
Feijóo también cumplió con su palabra 'electoral' y anuló el concurso eólico del bipartito, activando un nuevo reparto cuestionado por los tribunales y que la oposición señala como uno de sus principales "fracasos". Pero el gran fiasco para sus rivales es la fusión de las cajas gallegas y su transformación "en un banco venezolano (Abanca) vendido a precio de saldo".
De este proceso financiero sale una de las fotos más duras para el mandatario autonómico: su imagen en Monte Pío celebrando la fusión con los entonces directivos de Caixa Galicia y Caixanova, después polémicos por su dudosa gestión y sus indemnizaciones millonarias.
Con los floteles de Pemex por bandera, Feijóo revalidó su mandato en 2012, entrando en una legislatura aún marcada por la crisis. Será ahora, dicen los suyos, cuando podrá disfrutar de una gestión en época de mayor bonanza. Pero lo será, si se lo permite el inevitable desgaste de un PP salpicado por la corrupción y de cuya marca, previsiblemente, intentará desmarcarse con una campaña personalista, como las dos anteriores.
El 'buen gestor' conoce a su enemigo --ha puesto en el punto de mira a las mareas-- y no desaprovecha oportunidad para reivindicar que él gobierna mejor "por tierra, mar y aire". Ejemplifica con lo que sitúa como sus principales logros: la apuesta por PSA Citroën, la dotación de los astilleros con pedidos que ascienden "a 1.800 millones" y un centro de aviones no tripulados de Rozas.
A Feijóo le ha costado decidirse, pero tiene la oportunidad de convertirse en el primer líder del PP capaz de revertir la tendencia y poner coto a las mareas de izquierdas. Aunque la incertidumbre es grande, muchos en el PPdeG apuntan a la renovación pendiente en el PP y avanzan que el de 'Os Peares' escribirá aún páginas en la política nacional. Cada paso, a su tiempo.
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