Esto no funciona, el sábado grandes manifestaciones contra la ley hipotecaria, ayer mareas blancas en  defensa de la sanidad pública, el miércoles huelga de jueces y fiscales, y aquí en nuestra Asturias de los milagros, cientos de miles de toneladas de carbón aparecen y desaparecen en el gran teatro de la política, sin que nadie dimita o al menos se ponga colorado.      

    Que pena que no esté Jardiel, quinientas mil toneladas de carbón con freno y marcha atrás no es asunto de ver todos los días, pero claro está que estén o no estén las citadas toneladas depende de la visión del observador, que en este caso parece que está ciego y además sordo como una tapia.     

     Pero claro está, el observador debe de de estar en huelga, pues claro en esta Asturias, se cumple aquello de “Tú y yo somos tres” sobre todo a la hora de repartir beneficios, como hemos visto en otra marea, la de la operación marea.      

    No hay que preocuparse, es un carbón de ida y vuelta, a la ida lo pagamos todos los españoles y a la vuelta lo cobran los de siempre,  ya se sabe “junto al lujo el mal olor”,  el mal olor de un Régimen que ha contaminado a todas las instituciones y que ha puesto en peligro a nuestra patria, mientras sus pretorianos robaban el dinero de todos los españoles.       

   Los ladrones, querido Jardiel, no son gente honrada, son delincuentes ante los que el observador cierra los ojos, está claro que las toneladas de carbón no desaparecieron por condensación, como tampoco los dineros de nuestros ahorros; eliminaron las cámaras de compensación para sustituirlas por cámaras de condensación en las que desaparece nuestro dinero, que queridos amigos nos espera en Siberia, pues ya saben el observador tiene ojos de mujer fatal que guarda los  cadáveres de infinitos señores García en el armario.    

      Para el observador asturiano, amor se escribe con C, de corrupción por supuesto, hay amistades muy peligrosas, y claro está el único que actúa con honor, no es un brigadier, sino nuestro querido coronel, pues muchas instituciones son blancas por fuera y negras por dentro,  pues ya lo afirmó el señor Mihura, hablando del observador y de su extraña familia.   

       Y, los tigres siguen escondidos en el armario, aunque éste se encuentre en un hotel de lujo, con mucho melocotón en almíbar, pues ya se sabe que como mejor están las rubias es sin observador que las acose y en algunos casos las martirice, en el verdadero sentido de la palabra martirio.      

    Por supuesto, en esta España no se ha fugado un preso, aquí los que tenían que estar en prisión ordenan y mandan,  véanse los increíbles casos de las preferentes, de los etarras, de los abortistas sin ley ni Dios, de la quiebra fraudulenta de nuestras cajas de ahorros y del resto de casos que no pueden ser publicados en un nuevo Espasa ampliado.      

    No es hora de entretenerse con S. Malaquías, es la hora de la fidelidad, y en este sentido cito a Juan Pablo II, el Magno, quien bajo la dictadura comunista llamó a la juventud europea, muy jóvenes éramos entonces, cuando en su última alocución a la Rota Romana, afirmó: “Un momento importante de la búsqueda de la verdad es el de la instrucción de la causa. Está amenazada en su misma razón de ser, y degenera en puro formalismo, cuando el resultado del proceso se da por descontado”.     

     Seguimos con la cita: “El juez que actúa verdaderamente como juez, es decir, con justicia, no se deja condicionar ni por sentimientos de falsa compasión hacia las personas, ni por falsos modelos de pensamiento, aunque estén difundidos en el ambiente. Sabe que las sentencias injustas jamás constituyen una verdadera solución pastoral, y que el juicio de Dios sobre su proceder es lo que cuenta para la eternidad”.     

   Sentencias injustas, pseudo formalismos en la instrucción, renuncia a la búsqueda de la Verdad, resultado la España de Jardiel, del absurdo, de la quiebra económica, de millones de parados, de millones de abortos, de millones de ancianos, enfermos y débiles abandonados, sólo la Verdad nos hace libres, la renuncia a la misma nos lleva a la esclavitud.      

  Ahora, siguiendo lo mandado por Benedicto XVI, gracias Santidad, muchas gracias, humildad, oración y silencio.

Á de las Asturias