Sabado, 23 de noviembre de 2024

Actualidad religiosa de la semana

Fray Esquirol

¡Esquirol!, sí esquirol. Ese ha sido el cariñoso piropo con el que me ha saludado esta mañana fray Fulgencio, nuestro hermano cocinero, al cruzarnos en el tránsito conventual. Lo dijo con delectación, sin alzar mucho la voz, y con una sonrisa picarona en su rostro, al tiempo que señalaba el pañuelo blanco que lucía al cuello, siguiendo la recomendación de la presidenta del Consejo de Laicos de la archidiócesis de Madrid, una tal Dña. Lourdes.  

No llegará la sangre al río. Fray Fulgencio, el único fraile de la comunidad que se ha sumado a la huelga, dice seguir las indicaciones de las delegaciones diocesanas de “pastoral obrera” de Sevilla, Coria-Cáceres, y de la citada Dña. Lourdes y sus secuaces. Y añade siempre alguna frase hecha del tipo “es necesario vivir una fe encarnada”, y “soy un hombre de mi tiempo”. El caso es que su insistencia huelguista, que fue aireada por el torno conventual a todo el vecindario más próximo, ha obligado a nuestro abad mitrado a redactar un comunicado oficial, que nos ha sido leído en el refectorio a la hora de la colación monacal: “No es cierto que desde nuestro convento, ni desde mi propia persona, se haya hecho llamamiento alguno al seguimiento de la huelga general.  Apoyar o no apoyar una convocatoria de huelga y la participación o no en la misma, queda a la libertad de cada fraile, y a los dictados de su conciencia rectamente fundada”. Y punto.  

Y fieles a ese dictado un servidor, como los restantes frailes de la comunidad, hemos decidido no secundar la huelga, y aquí me tienen dándole a la tecla, y recibiendo las puyas de nuestro cocinero. No hemos hecho más que seguir el ejemplo de nuestros obispos, que hoy trabajan como un día más reunidos en la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal.

Soberbio ha estado, y poniendo el dedo en la llaga de la cuestión, el obispo castrense, D. Juan del Río: “Yo como obispo estoy con los más pobres y necesitados que no tienen trabajo”.

  A otros obispos, como los de Coria-Caceres, Sevilla, o Madrid, les ha tocado torear esta semana, para “desfacer” los entuertos de las delegaciones de “pastoral obrera”, o consejos de laicos de sus diócesis, que llamaban abiertamente a la huelga. Les ha pasado como a nuestro abad con el fraile cocinero. Se repite así lo sucedido hace años en otra diócesis española, de cuyo nombre no quiero acordarme, donde la actuación por libre de un “chiringuito diocesano” similar con sus pronunciamientos públicos, que casualmente coincidían siempre con determinadas opciones políticas radicales, obligaron al ordinario a tomar cartas en el asunto.  

En una situación como la actual, la Iglesia no puede permitirse el lujo de ofrecer una imagen de confusión y contradicción, con montajes como los de estos “delegados” francotiradores, que se arrogan la opinión de su “delegante” no consultado.  

Hoy, como siempre, la Iglesia debe estar con los más débiles, que como ha apuntado sibilinamente D. Juan del Río, no son precisamente los sindicatos convocantes de la huelga de hoy, apesebrados, con un respaldo social más que discutible, y copartícipes, hasta donde pudieron, de la errante política económica de un gobierno que ha conducido, en buena medida, a la lamentable situación que vivimos.  

 Algunos, como el bueno de fray Fulgencio, siguen proclamando que “son hombres de su tiempo”. Y tienen parte de razón, porque cualquiera pensaría que su tiempo es la década de los setenta del pasado siglo, donde parecen haberse instalado “ad aeternum”, sin haberse dado cuenta que desde entonces han pasado cuarenta años, ha llovido bastante, y mucho han cambiado las cosas.

Pero ellos siguen dale que dale,  pensando que vivir una fe encarnada es desafinar con la guitarra cantando el “alabaré, alabaré”, o aplaudir con las orejas cualquier iniciativa que provenga de determinados partidos o castas sindicales. Ellos se empeñan en querer hacernos comulgar con ruedas de molino, desde posiciones trasnochadas que pretenden vendernos disfrazadas de “conciencia social”.

 Sin darse cuenta que, tal y como están las cosas, es hasta difícilmente defendible la persistencia de estructuras diocesanas dedicadas a la “pastoral obrera”, como no sea únicamente para seguir sirviendo de altavoz a las originalidades de algunos.  

Pero a la vista está que poco conseguirán. Les pasará como a nuestro cocinero, que lo único que ha logrado es que utilicemos hoy el microondas arrumbado en la cocina para recalentar las sobras de ayer. Y mañana será otro día. Pax et bonum!.


Comentarios

No hay comentarios sobre esta noticia.

Comentar

Columnistas

Algunos problemas en el horizonte de la política verde actual

La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos

Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna

El tráfico con inmigrantes y el avance de las nuevas derechas europeas

La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa

Por Angel Jiménez LacaveLeer columna

La trampa de la Justicia social

La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias

Por Francisco J Contreras Leer columna

Miguel Bernad en la revuelta

Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura

Por Rafael Sánchez SausLeer columna

"Agenda 2033, nueva y eterna"

  En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.  

Por Teodoreto de Samos Leer columna

Ningun margen

Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate

Por Enrique García MáiquezLeer columna

¿Son los derechos humanos una idea tóxica?

Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.

Por Francisco J Contreras Leer columna

San Fernando: el rey y el gobernante

Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate

Por Rafael Sánchez SausLeer columna

Goma 2 Eco asturiana ¡y ya vale!

Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).

Por Ana María Velasco Plaza Leer columna

¿Por qué no una Europa gaullista?

El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización   Publicado previamente en LA GACETA

Por Francisco J Contreras Leer columna

Encuesta
¿Logrará la ciudadanía frenar la ley de amnistía?

a) no, el gobierno lo tiene todo "bien atado"
b) sí, la fuerza del pueblo es imparable

Dignidad Digital, S.L. E-mail: redaccion@dignidaddigital.com
logo