Sabado, 23 de noviembre de 2024
¡Freedom for Sarrià-Sant Gervasi! (Catalanistas anticatalanes)
En el mismo, los vecinos del mencionado distrito -fagocitado antidemocráticamente por Barcelona hace 90 años- consideran que la inversión del Ayuntamiento de Barcelona en su distrito es muy inferior a su contribución al sostenimiento del municipio y por ello exigen la publicación de las balanzas fiscales de los distintos distritos condales.
Así mismo, exigen bilateralidad en las negociaciones con Barcelona y la mediación de la Unión Europea para así internacionalizar el conflicto. No queda así la cosa, ya que –como por otro lado no podía ser de otra manera- exigen una Hacienda propia que recaude y gestione los recursos de su territorio aportando al Fondo de Solidaridad la cuantía del cupo previamente negociado en el Pacto Fiscal con Barcelona. Aseguran no estar dispuestos a financiar y subsidiar por más tiempo a los moradores de los otros distritos, a quienes acusan de vagos y parásitos ¿Les suena?
Por otro lado, este pasado domingo, la Gaceta volvía a entrevistar a Joan Estévez, el jóven aranés que hace unos años sacó de sus casillas a la secesionista histérica de Pilar Rahola en un programa de TV3, programa en el que entre otras cosas dijo “Yo soy aranés. Igual que si a usted le molesta que desde Madrid decidan por usted, porque tiene una identidad propia que es la catalana, la mía es la aranesa, que tengo una lengua, una identidad y una cultura diferente a la catalana”. En esta ocasión el joven reafirma sus declaraciones de entonces y con absoluta naturalidad exclama “Yo soy aranés y español, ¿por qué me obligan a ser sólo catalán?”.
En estos dos ejemplos encontramos los argumentos habitualmente esgrimidos, ya sea en solitario o en comandita, por los catalanistas anticatalanes: la pela y la sensiblería hueca. El primero, el desequilibrio entre lo aportado y lo recibido, sea cierto o no, tampoco es un motivo de peso. Al fin y al cabo, la abundancia económica es cambiante en el espacio y en el tiempo y ni Cataluña es hoy en día el motor económico que fue hace 40 años, ni tampoco es la depauperada y paupérrima región española que fue entre los siglos XV y XVII. Así que comprenderán ustedes que ese no es motivo para dejar de ser español, francés, alemán, chino o lo que demonios uno sea. Y por lo que se refiere al sentimentalismo, al es que yo me siento así o asá, pues qué quieren que les diga. Yo hay días que me levanto y siento que voy a comerme el mundo. Otros días me siento un piltrafilla. Pero yo sé que no soy ni una cosa ni la otra. Hay otros días que llego cansado a casa, me siento en mi orejero, cierro los ojos y me pongo a escuchar a Miles Davis y les aseguro que por un instante me siento negro (o afroamericano, que queda políticamente correcto), pero luego me miro al espejo y caigo del guindo al ver reflejada en el espejo mi tez blanca y la barba petiroja heredada de mis abuelos leridanos. ¡Qué le voy a hacer!
Los dos recientes episodios que acabo de mencionar pueden parecer dos simples anécdotas sin trascendencia, pero no es menos cierto que hace 100 años también resultaban anecdóticos los desbarros mentales del tarado de Sabino Arana, a quien sus paisanos euskaldunes erre-hache-negativos tomaban por un chiflado y solían entretenerse apedreando sistemáticamente su casa. Y sin embargo ¡fijaos hasta dónde han llegado sus herederos ideológicos!
Y ¿qué me dicen de la paranoia del nacionalismo catalán? Hace a penas 80 años el mismísimo Cambó reconocía que por aquel entonces "los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos". ¡Quién lo diría! Por eso soy de los que piensan que la situación es plenamente reversible y que si un chiflado como Sabino Arana conseguió convencer a una gran porción de los vascos y maketos y unos cuantos poetas románticos soñadores con una Edad Media imaginaria han logrado lo propio con muchos catalanes y charnegos ¿cómo no vamos a poder darle la vuelta a la tortilla los que tenemos la Historia y los hechos de nuestra parte? Simplemente les bastó con fuertes dosis de entusiasmo, decisión y constancia. Nosotros tenemos la razón de nuestra parte, pero ¿tendremos los arrestos para hacerla valer? ¿Están ustedes listos para dar la cara por España cada día? ¿En el bar, en el trabajo, en las reuniones familiares?
En cualquier caso, las anécdotas de Sarrià-Sant Gervasi y Joan Estévez nos enseñan que, cuando los argumentos son tan endebles como los de los catalanistas anticatalanes y se desvinculan de los hechos para basarse sólo en sentimientos (o más bien en resentimientos y complejos) o en supuestos intereses económicos, resulta que ese argumento es igualmente válido para cualquiera. Y si es igualmente válido para cualquiera, coincidirán conmigo que entonces es que no hay tal argumento.
Comentarios
Por RHF 2012-09-27 12:58:00
La idea expuesta esta fabulosamente argumentada. Irrebatible la postura. Por desgracia no comparto el optimismo respecto a la reversibilidad de todo este sin sentido nacionalista. El apoyo expreso de la izquierda radical, la connivencia y apoyo matizado a las tesis nacionalistas menos ambiciosas de los socialistas y, por último y más grave, los "inexplicables complejos históricos" de la derecha a la hora de afrontar el problema con determinación dan como resultado un caldo de cultivo ideal para que se siga abonando las tesis de los jerarcas catalanistas. Suma a lo anterior: una escuela manipuladora y fundamentalista en la monovisión nacionalista, una social catalana donde se ha colado hasta el último rincón esta perniciosa ideología, un débil estado central amedrentado por los poderes regionales de otras CCAA, una sociedad civil española casi inexistente (más allá de los perroflautas) y poco patriota acomplejada hasta para la simple exhibición de los símbolos nacionales.....el resultado es una inevitable escalada en el conflicto. Malos tiempos..
Por paco alamán 2012-09-27 11:44:00
Unamuno a Arana, nunca le llamaba por su nombre. decía "el tontiloco" y ya todo el mundo sabía quien era, se conocían depequeños. En 1888 compite con Unamuno por una cátedra de vascuence que gana Unamuno, constantemente le ridiculizaba por su desconocimiento del idioma. 1-3-18. La palabra Euzkadi, irritaba a Unamuno: ?grotesca y miserable ocurrencia? de un ?menor de edad mental? (por Sabino Arana) ?terminacho espurio y disparatadísimo que forja con un sufijo- ?adi?? que se encuentra en nombres de arboledas y cosas así? como si al pueblo español le llamásemos ?la españoleda?, al modo de pereda, robleda??. M. de Unamuno, revista Nuevo mundo, 1-3-18, Madrid; Ahora, 9-10-33, Madrid.
Por María Alú 2012-09-27 00:52:00
Magnífico artículo Alfonso, a veces el esperpento en que se convierten ciertos delirios, son la mejor semblanza de lo que sucede y de la imbecilidad de algunos argumentos que llegan de ahí a la perversidad
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