Sabado, 23 de noviembre de 2024

Gibraltar trescientos años de juego sucio y traición

                Inglaterra, como se ha recordado en innumerables ocasiones y varias veces en estos días, ha sufrido clamorosas derrotas frente a  nuestros ejércitos, efemérides  hábilmente silenciadas por la historiografía inglesa e inexplicablemente por la española, entre las más sonadas: Cartagena de Indias, batallas de la independencia de los EEUU, son sólo algunas de ellas, no obstante sólo consiguió recuperar Menorca con Carlos III pero nunca se puso realmente “toda la carne en el asador” para hacer los mismo con Gibraltar.

         Sin embargo cuando se declara una peste en la colonia España por razones que hoy llamaríamos humanitarias y de aquella, caridad cristiana, permitió que ocuparan una parte del istmo que había quedado como territorio neutral entre ambos estados. Lejos de agradecer el noble gesto la “Pérfida Albión” aprovechó para ampliar los límites de su colonia.    

      Como durante todo este tiempo la presión de Reino Unido ha sido incesante, durante la segunda guerra mundial aprovechó el terreno conseguido de manera tan abyecta para construir un aeropuerto, con la consiguiente protesta española, que como siempre no sirvió para nada. Ahora pretende conseguir unas aguas jurisdiccionales por la fuerza ya que ningún derecho internacional se las concede. El uso de la fuerza  entre dos miembros, pertenecientes ambos, a dos clubs como la OTAN y la UE parece más que chocante.   

       En definitiva aunque un Estado tiene que mirar por sus intereses la época del colonialismo, a la antigua usanza ya es una reliquia rancia y prácticamente extinguida. El año 1999 la misma Inglaterra devolvía la colonia de Hong Kong a una dictadura despiadada como la China -los intereses y la fuerza son razones más poderosas que la justicia y el derecho-. Sin embargo en Gibraltar, aunque se trata de un caso similar, su actitud es tan diferente que lejos de acabar con el anacronismo de una colonia y nada menos que dentro de la propia Europa intenta por el contrario ampliarla empleando para ello el argumento de la fuerza con su famosa Royal Navy.   

       Al argumento de la fuerza añade otro que más que argumento parece ya una “cantinela”: no tomar ninguna decisión sin contar con la opinión de la población gibraltareña. Se “olvida” que la población indígena de Gibraltar son los habitantes de La Línea de la Concepción, ciudad que nació para proporcionar un asentamiento a los expulsados por Inglaterra de su solar natal: Gibraltar, por tanto serían ellos los que tendrían el derecho a voto en un posible referendum. Los actuales pobladores fueron recolectados por el poder británico en diferentes partes del mundo para repoblar el suelo que ellos habían dejado vacío. Se dirá que llevan alrededor de 300 años residiendo allí y que algún derecho habrán adquirido. Desde que la ONU reconoció el derecho de los judíos a retornar a su patria dos mil años después sin contar con los que la habitaron durante ese “tiempito” parece poco admisible la objeción  

        Son 300 años de insufrible juego sucio por parte de la potencia colonizadora y de insoportable claudicación de la Nación a la que le pertenece. Sólo al comienzo de los años sesenta cuando la descolonización era un fenómeno mundial en plena pujanza, el entonces representante español en Naciones Unidas, Jaime de Piniés, bajo la dirección del ministro Castiella, consiguió el reconocimiento de estatus de colonia para Gibraltar y la “recomendación” de su liberación.    

      Sí, estábamos aún en pleno franquismo que además decidió aplicar la famosa medida de cerrar la verja, de manera que Gibraltar quedara totalmente aislada.    

      Esta medida surtió inmejorables efectos. Cuando el gobierno democrático y socialista de Felipe González, con Morán al frente de exteriores, decidieron abrir la verja, puedo relatar en primera persona que Gibraltar estaba al borde del colapso, un poco  más y su situación hubiera sido insostenible. Pero la medida felipista no sólo vino a sacarla de una situación insoportable sino que con el paso del tiempo le dio “tales alas” que a día de hoy se ha convertido no sólo en un paraíso fiscal sino en un nido de piratas, eso sí piratas del siglo XXI, que en lugar de machetes se “arman” con ordenadores.  

        Pero el viraje ya se había producido con UCD y Marcelino Oreja, segundo de Castiella en la época de la citada negociación en la ONU. Pero cuando él accedió a más altas responsabilidades hizo todo lo contrario a su antiguo superior.      

    Al repensar las vicisitudes del conflicto gibraltareño en los últimos años uno tiene la sensación de que nuestra diplomacia ha estado más atenta a no contrariar las apetencias inglesas que a defender nuestra legítima reclamación, pende sobre ella como una sombra de “traición”, es una sensación, será sólo eso.


Comentarios

Por Eduardo Langara 2012-08-10 17:24:00

Pero que vamos a esperar si ni siquiera los presentadores de la Olimpiada en la television salvo raras excepciones defienden a España


Por rafael del Pulgar 2012-08-10 01:18:00

Cuando la degeneracion moral se abate sobre una nacion afecta todos los ambitos.Eso tambien se nota por tanto en el problema de Gibraltar.Atinado articulo


Por maximoal 2012-08-08 19:08:00

"nuestra malhadada guerra de Sucesión que solo nos trajo problemas y conflictos sin resolver aún a día de hoy". Efectivamente infinitos problemas, quedan uno muy importante por resolver, Gibraltar; y otro más aun, los Borbones. fue llegar ellos con sus Undangarines a cuestas, que con ellos siempre los hubo, y empezar nuestra decadencia, que aun sigue.


Por Blas de Lezo 2012-08-08 09:49:00

Desde el más allá, un recuerdo para la gesta de Cartagena de Indias en contraposición a la "ingesta" de Gibraltar ("merienda de negros" que se dice también).


Por Sochantre 2012-08-08 02:15:00

Comentarios"A mi patria le robaron tierra hispana del Peñón y hoy sus rocas son holladas bajo el asta de un extraño pabellón..." y después se hablaba de "clarines" y "redobles de tambor", etc. Había un sentimiento nacional de unidad, de reinvidicación y de justicia en estos cantos de mi juventud en la era franquista. Después...lo que dice María en el escrito: claudicación, vergonzosa y resignada y, según parece, diálogo finalizado por voluntad ¿unilateral? Razonable y terrible duda. Algunos seguiremos soñando ingenuamente a pesar de todo. ¡Gibraltar, español! ¡Castiella y Piniés! ¿Por qué nos habéis abandonado?


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