Según informaba ayer lne, han desaparecido doscientas mil toneladas de carbón, hoy el citado periódico eleva esa cantidad en unas cincuenta mil toneladas más, y mañana nos enteraremos que ha desparecido no sólo todo el carbón, sino las minas también, abducidas por ese agujero negro que es la corrupción del Régimen.     

     Mientras tanto la fiscalía, investigaba las declaraciones del ciudadano D. Francisco Alamán, y los neo liberales se convierten en los nuevos inquisidores, laicos y liberales no faltaría más, y claro está los pillines de turno se llevan el carbón, las subvenciones, los fondos mineros y los dineros destinados en el presupuesto para nuestros estudiantes, que por otra parte, siguen “tristes, callados y silenciosos, como “pitinos” en presencia de raposos”  y menudos raposos tenemos,  como consta en los autos, en los autos de la operación marea.       

   Es curioso, según el diario citado anteriormente “la empresa Hunosa tenía, primero, que comprar la producción de carbón de las compañías privadas, almacenarlo y posteriormente ponerlo en el mercado y venderlo”, en un negocio ordenado por el jefe supremo de Riopedre, el señor Rodríguez Zapatero,  un negocio totalmente anómalo, destinado a cuadrar el circulo, y del que no sabemos si estaba sujeto a impuestos o no, y que los genios certificados oficialmente por D. Javier nos deben de aclarar si el carbón desaparecido está sujeto o no al impuesto sobre el valor añadido.      

    No se preocupen, nos dirán que todo el asunto era el mal menor, que la ingeniería minero financiera estaba destinada para garantizar el pago a los mineros, esos a los que el depositario del carbón desaparecido, les ofrece un sueldo de 800 euros al mes por una jornada de 10 horas diarias, pues aquí no importan las personas y sus derechos, sólo importa el euro, al que los servidores del neo orden rinden armas, cuerpos y almas.     

     Efectivamente en esta Asturias de los fantasmas, siempre los mismos fantasmas, desaparece el carbón en una mañana de invierno, mientras cientos de miles de asturianos no pueden encender el fuego de su hogar por falta de recursos económicos y en Villabona dan con sus huesos los más débiles de la sociedad, que para calentar su hogar se apropiaron de unos pocos kilos de carbón, nos dicen que esto es una democracia, os digo que esto es una tiranía, nos dicen que estamos en un estado de derecho, os digo que el derecho ha muerto y han enterrado a la justicia.        

  Los hombres del régimen van de señoritos y de tontos, que es lo que prolifera en un mundo cobarde y avaro, sin justicia, belleza, ni Dios, citando la vieja letra del himno de combate  de las JONS.        

   He citado a las JONS, siempre tengo que meter la pata y dar ocasión a la mala reputación, igual me procesan por vulnerar la majadería de la memoria histórica y acabo como la estatua de Teijeiro, no en un almacén municipal, más bien en un campo de reeducación, tal vez  acompañando a mis hermanos víctimas de maquinaciones insidiosas contra sus personas, pues a la “mala reputación” siempre precede una campaña de calumnias, injurias y mentiras dirigidas contra la persona a aniquilar.      

    Y mis hermanos son los mineros, los parados, los que sufren persecución por defender sus principios y valores, los jóvenes a los que un régimen tiránico está destrozando, los ancianos y enfermos y más aún aquellos a los que un régimen maligno les impide incluso recibir los santos sacramentos. Es la hora de la acción popular, de la acusación particular en defensa de la dignidad del hombre, es  nuestro puesto y ahí estaremos.          

    Es la hora de dejar el traje gris, es la hora del uniforme de combate, pues ya sabemos que no son gigantes, son sencillamente: amorales, es la hora de España, la nuestra, la de todos los españoles. 

Á. de las Asturias