Miercoles, 27 de noviembre de 2024
España, un buen negocio para los catalanes
LA HISTORIA MÁS TRISTE
Oigo en la radio a Josep Piqué, ejemplo caudal de ejecutivo siempre a la sombra del poder, de político sin otro afán que la gestión de intereses, que los catalanes deberían saber que España es un buen negocio. Desde hace años todo lo que nos viene de Cataluña es tan deprimente que incluso un discurso como ese puede parecer guiado por la buena intención, al menos por la excelente intención de seguir haciendo negocios.
Evidentemente Josep Piqué no es un niño independentista y feliz, de esos de los que TV3 usa y abusa sin delito, ni siquiera es un jovenzano crecido bajo la estelada, privado por decreto del aprecio y conocimiento de la historia y la lengua común de los españoles, educado en el desprecio de lo ajeno y en la autosuficiencia ignara. Es un señor maduro, criado con otros referentes en los ominosos tiempos en que España era la patria por antonomasia, ministro del Reino y no sé cuantas cosas más que se suponen importantes en este atribulado país, pero todo lo que se le ocurre decir a sus paisanos en trance de dejarnos en paz de una puñetera vez es que no se precipiten, que esto sigue siendo un buen negocio. Si eso, traducido a la hermosa lengua catalana, significa que todavía somos ordeñables o que fuera hace frío, quede para los oídos que pueden oír esas razones sin que la náusea llegue. Ahí corté.
Debo ser un bicho raro, rarísimo, pero no deja de asombrarme que ante la terrible, aunque deseable en estas circunstancias, hipótesis de la independencia catalana y consiguiente liberación de España, apenas se esgriman, desde el lado de acá, otros argumentos que los económicos. Tras casi novecientos años ininterrumpidos de vida catalana junto a otros territorios españoles, los grandes motivos que, según nuestros políticos y sus mariachis mediáticos, deberían convertir su desafecto en burguesa conformidad no son más que el previsible descenso temporal de su PIB y la no menos temporal salida de la UE. En la calle, por su parte, el noble pueblo español muestra su perplejidad: ¿qué hará el Barça en una liga sólo catalana, qué el Madrid sin el Barça? “De todas las historias de la Historia/ la más triste sin duda es la de España/ porque termina mal”, escribió proféticamente el barcelonés Jaime Gil de Biedma. Para él, como para muchos catalanes hoy, el mayor problema de España es que era pobre. Qué le vamos a hacer.
Rafael Sánchez Saus
Comentarios
Por Rafael del Pulgar 2013-09-24 20:48:00
La miseria moral lleva a la perdida del concepto res publica de nacion, de patria y hasta de dignidad
Por JMAC 2013-09-21 12:57:00
Al fín y al cabo el Régimen diseñado por la Transición, es un enorme negocio anómalo, que al final ha generado en la vida política y privada en una enorme fiducia "cum amico".
Por Español y Asturiano 2013-09-21 11:46:00
La miseria moral de los dirigentes políticos ha conducido al caos actual
Por Visor 2013-09-20 23:31:00
Parece mentira el dilema: ¿Qué es más importante el fuero o el huevo?
Columnistas
La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa
Por Angel Jiménez LacaveLeer columna
La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias
Por Francisco J Contreras Leer columna
Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.
Por Teodoreto de Samos Leer columna
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate
Por Enrique García MáiquezLeer columna
Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.
Por Francisco J Contreras Leer columna
Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna