Parece que el ocaso del régimen zarzuelero viene removido por el olor a muerto. No hace mucho que nos dejó Manuel Fraga, un personaje que, en contra de los dictados de la propaganda oficial, se destacó por ser especialmente siniestro. Es el mismo perfil de todos los que construyeron esta gran plataforma de corrupción que hoy nos ahoga, el gran pacto de lo peor del franquismo y lo peor del antifranquismo, el cual se ha fabricado a su medida una leyenda rosa que, usando el terrorismo dentro y fuera del estado, ha logrado engañar a todos aquellos ingenuos y/o desinformados que han querido. Pero ese chollo ya se está acabando, y gracias a tantos desafueros, mucha gente se está dando cuenta de que el problema es el sistema. Por supuesto que también la mentalidad del personal, que sigue pensando en que todo se soluciona con dar pagas a troche y moche y a vivir que son tres días….

Y bueno, en estos días tan difíciles resulta que se nos va Santiago Carrillo, el responsable directo de la matanza de civiles más grande de nuestra historia contemporánea, que se dice pronto. En sus últimos años fue tan procesionado laicamente por Zapatero. Empero, al criminal rojo le salió un grano en el culo: Él se podría creer que todo el monte era orégano, pero tras muchos años de tropelías no pocos historiadores salieron a la palestra a decir la verdad; tanto así que hasta Paul Preston, todo un adalid de la progresía, acabó reconociendo su papel de matarife de Paracuellos del Jarama. Ian Gibson, esa sempiterna y subvencionada mascota del PSOE, sigue haciendo piruetas al respecto… Pero bueno, el caso es que el lacayo de la hoz y el martillo no se esperaba eso, y menos ser abucheado en público repetidas veces por una parte importante de la juventud española. Aunque siempre fue especialista en retiros dorados, hasta los suyos acabaron reconociendo su sanguinario papelón, y eso le fue amargando los últimos e interminables cigarrillos, aunque pueda parecer que no.

 Poco puedo decir con respecto al “papel histórico” de Carrillo que no se haya dicho ya. “El libro negro de Carrillo” de José Javier Esparza (Ed. Libros Libres) es bastante ilustrativo y recomendable al respecto. Asimismo, Alfonso Ussía –nieto de un torturado y asesinado por el susodicho- nos dejaba un desgarrador testimonio hace poco(*), recordándonos la mucha barbarie que este personaje dejó en nuestra patria antes y después de la Guerra Civil.

 Y es que, ¿qué es lo peor de Carrillo? No diría yo ni siquiera que fuese comunista. Hubo comunistas que los tuvieron muy bien puestos, muy dignos y que se la jugaron cuando había que jugársela. No simpatizo en modo alguno con la figura de Enrique Líster ni con su esa para-religión intrínsecamente perversa, pero reconozco que al menos fue un tipo que se la jugó en el frente, y que luchó por lo que creía con uñas y dientes. En cambio Carrillo nunca estuvo en el frente. No fue más que una rata de retaguardia (Y como “rata” siempre lo llamó el mentado Líster), un sanguinario cobarde y un delator sin escrúpulos, que a los años actuó en un exilio muy cómodo valiéndose de la terrible Unión Soviética y de la Rumanía de Ceacescu, hasta pasearse por el idolatrado París de los cafés y el glamur burgués. Su figura es un fraude, tanto fraude como el de su camarada “el Campesino”, que nunca fue campesino y sí desertor de la Legión. Y es que en España sale muy bien eso del fraude. El mismo régimen franquista se dedicó a premiar y a enchufar a toda una serie de aduladores, chaqueteros y criminales que un día eran republicanos, democristianos o separatistas y al otro día se ponían la camisa azul, mientras que condenó a ilustrativos caballeros que habían ayudado a que el Alzamiento triunfara.

Con todo, el caso de Carrillo es relativamente parecido al del Che Guevara. Ambos fueron un fraude, un sangriento fraude, otro más de ese siglo bárbaro que ha sido el XX. Y eso es lo peor. O sea: Todo.

    (*) http://www.larazon.es/noticia/652-punto-final-por-alfonso-ussia  

Antonio Moreno Ruiz  

  http://poemariodeantoniomorenoruiz.blogspot.com