Miercoles, 04 de diciembre de 2024
TEMAS RELIGIOSOS
Los comentarios de nuestros lectores
JD Mez Madrid de Olot (Gerona) nos quiere recordar que Benedicto XVI en una de las ya tradicional audiencia de los miércoles, afirmó que las mujeres, consagradas o laicas, ofrecen un "servicio precioso" a la Iglesia con su "continua oración y colaboración", esto lo dijo tras la muerte de su colaboradora Manuela Camagni, de 56 años, atropellada por un coche cuando volvía de una cena con unos amigos. Por otra parte, en la misma audiencia, el Papa exhortó a los sacerdotes y "ministros sagrados" a ser fieles a su ministerio, como pidió Santa Catalina de Siena, de quien ha destacado su profunda oración, penitencia y caridad y su defensa al Papa, a quien llamaba "el dulce Cristo en la tierra". Además, pidió a los fieles, reunidos en el Aula Pablo VI, amar a la Iglesia y a Cristo "con un amor cada vez más intenso y sincero". Por los mismos días se han reproducido el viejo debate sobre las mujeres y el sacerdocio. Creo, como lo deja claro el Papa, que las mujeres no necesitan del sacerdocio para ofrecer un precios servicio a la Iglesia católica.
También nos informa de que hace diez años se fundó en Barcelona la asociación e-cristians, se trata de una iniciativa de la sociedad civil de clara identidad católica y al servicio de la familia, la justicia social y la defensa de la dignidad humana. Por lo que les he podido seguir, solo en una ocasión he asistido a un acto organizado por ellos aunque por razones profesionales conocía a Miro antes de la fundación de la asociación, durante esta década se ha mostrado fiel al estilo cristiano que anima sus fundamentos doctrinales y sus líneas de acción, esta plataforma se ha hecho presente en la sociedad catalana, y por ello también en la española, para contribuir al bien común. Su estilo es esencial y verdaderamente laical. Sus iniciativas nacen de la libertad de sus miembros, que asumen el riesgo del testimonio público y contribuyen así a una democracia más viva y sustancial. E-cristians es una iniciativa relevante dentro del impulso de una nueva evangelización que tanto necesita la sociedad catalana y la española en su conjunto. Su décimo aniversario es una buena noticia que merece ser celebrada. ¡Feliz década!
Por último nos recuerda que desde el Vaticano se ha insistido en que los cristianos tienen derecho a ejercer la libertad de culto y de religión y especialmente las comunidades cristianas, "sobre todo en aquellos lugares afectados por la violencia y los atentados", estas comunidades tienen derecho "a ejercer su libertad de culto y de religión". Y es que debemos reconocer que las comunidades cristianas en Medio Oriente "necesitan un apoyo moral y espiritual" por parte de todos. El respeto a los cristianos permite "apagar los posibles brotes anticristianos" que se manifiestan en la región y es conveniente subrayar la necesidad de que se eviten las emigraciones de estas personas (cristianos) de su tierra natal, a pesar de que la situación socio-política es todavía muy tensa en varios países. Además, cabe también recordar los atentados perpetrados contra la comunidad cristiana en países como Egipto e Irak y pedir que la región obtenga "el don de la paz y la justicia para todos".
D. Pedro J. Piqueras Ibáñez de Gerona cita las palabras del Cardenal Marc Ouellet, quien ha dicho que la Biblia ha modelado el alma de Europa, su historia y su vida cotidiana. Pertenece a su cultura y define, por así decirlo, su código genético. Sería una falta de rigor científico negar que la Sagrada Escritura ha penetrado profundamente en el territorio europeo, tanto en las instituciones cristianas que tan repartidas se encuentran por el viejo continente, como en las obras de arte, literatura y alta sabiduría que ha inspirado. Sabemos también, sin embargo, que en las últimas décadas, una profunda crisis sacude los cimientos de la cultura europea; una nueva razón de Estado impone su ley y trata de relegar a un segundo plano las raíces cristianas de Europa. Pareciera que, en nombre de la laicidad, la Biblia debería ser relativizada, para disolverse en un pluralismo religioso y desaparecer como referente cultural normativo. Este acertado diagnóstico nos coloca ante un complejo contexto cultural en el que, a medio y largo plazo, tenemos que ir trabajando para reavivar las raíces escondidas o ignoradas. La nueva evangelización, que como ha señalado el Papa, pasa por buscar vías para abrir al hombre moderno el acceso a Dios, requiere un conocimiento profundo de la Palabra de Dios porque difícilmente vamos a poder anunciarla si no la conocemos, y si una vez conocida, no la colocamos en un lugar preferente dentro de la vida y la misión de cada uno de los cristianos y de la Iglesia en su conjunto.
D. Jesús Martínez Madrid de Salt (Gerona) opina que la libertad religiosa, que reclamamos los católicos para todos los hombres, no se puede confundir con el fanatismo o el fundamentalismo. Tampoco con el indiferentismo religioso, como si todas las religiones fuesen verdaderas. El fanatismo -que puede ser religioso o antirreligioso- y el laicismo, son formas extremas de rechazo del legítimo pluralismo y del principio de laicidad. Por eso, ningún ordenamiento jurídico, sea a nivel nacional o internacional, puede consentir o tolerar el fanatismo religioso o el fanatismo antirreligioso, pues no tutelaría la justicia y el derecho de cada uno. En este contexto se comprende bien hasta qué punto es necesario reconocer una doble dimensión en la unidad de la persona humana: la religiosa y la social. Se comprende también que sea inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Tiene toda la razón Benedicto XVI cuando asegura que “nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos”. El intento de construir una pacífica convivencia sobre el soporte del relativismo moral es pura ilusión. Más aún, es el origen de la negación de la dignidad de los seres humanos. De ahí que la libertad religiosa sea camino para la paz. Es decir, camino para un estado de cosas que no es simple ausencia de guerra, ni mero fruto del predominio militar o económico, ni consecuencia de astucias o hábiles manipulaciones. La paz es el resultado de un proceso de purificación y elevación cultural, moral y espiritual de cada persona y de cada pueblo, en el que es respetada plenamente la dignidad humana. En un mundo globalizado como el nuestro la libertad religiosa es, por tanto, arma de la auténtica paz y permite alimentar la esperanza de un futuro de justicia, en el que se superen las graves injusticias y miserias materiales y morales.
Suso do Madrid de La Coruña nos incita a abrirnos sin miedo a Dios. Y nos cuenta que rumbo a España, con motivo de su viaje a Santiago y a Barcelona, en el avión, Benedicto XVI habló de “un país lleno de dinamismo”, “lleno de la fuerza de la fe”, de una fe que responde a los desafíos de toda época, también de la nuestra. España y Europa entera no sólo le deben históricamente su ser a la búsqueda de Cristo, simbolizada a la perfección en el Camino de Santiago. “La presencia de Dios”, dijo el Papa, “se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables en este mundo; admirables, pero insuficientes para el corazón del hombre”, porque el hombre está hecho para desear el Infinito. Por eso, dijo el Papa, ha sido una tragedia que en Europa se haya divulgado a veces “la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su liberad”. A esa Europa le pidió el Papa que se abra sin miedo a Dios. Porque, “¿cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?” Ésa es la incómoda pregunta que lanza el Papa a Europa, pregunta dirigida en particular a España, necesitada de un nuevo “encuentro entre la fe y la laicidad”. A una laicidad auténtica, sin secularismos excluyentes.
Xus D Madrid de Palamós (Gerona) se interesa por la nueva comunicación de la Iglesia y nos dice al respecto: “La Iglesia quiere dialogar con todos, en la búsqueda de la verdad -recordó el Papa-; pero para que el diálogo y la comunicación sean eficaces y fecundos es necesario sintonizarse en una misma frecuencia”. Para hacerlo, la Iglesia puede acudir al “extraordinario patrimonio” de símbolos e imágenes de su tradición, indicó, para referirse seguidamente a su reciente visita a Barcelona: “Lo experimentamos el pasado domingo, en la basílica de la Sagrada Familia, obra de Antonio Gaudí, que conjugó genialmente el sentido de lo sagrado y de la liturgia con formas artísticas modernas y a la vez en sintonía con las mejores tradiciones arquitectónicas”. “Con todo -precisó- la belleza de la vida cristiana es más incisiva aún que el arte y que la imagen en la comunicación del mensaje evangélico”. Por eso, concluyó, “necesitamos hombres y mujeres que hablen con su vida, que sepan comunicar el Evangelio, con claridad y valor, con la transparencia de las acciones, con la pasión gozosa de la caridad”. Las palabras del Papa son, sin duda, adecuadas al momento, pues es sumamente necesario que la fe y los temas de Iglesia se transmitan a los hombres utilizando los medios y las maneras más eficientes. En dos palabras, es necesaria una “nueva comunicación”.
Columnistas
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