Lunes, 25 de noviembre de 2024
EL INVENTOR DE "LA ROJA"
Luis Aragonés, el "Sabio" que cambió la historia del fútbol español
"Zapatones", como así le gustaba que le llamaran, ejerció como padre de la pasión, el mejor elementro transmisor en un vestuario y el que permitió cambiar el rumbo de la selección nacional cuando lo más habitual era "no pasar de cuartos". El técnico madrileño revolucionó el estilo, se reunió en torno al "talento" y despegó los viejos vicios.
En aquella generación desaparecieron Raúl, cuya ausencia pasó a ser un asunto de Estado, Míchel Salgado, Albelda, Cañizares... toda aquella nómina de futbolistas que pertenecían a otra época y que había terminado con el cortocircuito del Mundial de Alemania (2006). A partir de ahí, y en mitad de su periodo como seleccionador, Aragonés comenzó a dar en la tecla.
La victoria con violines en Copenhague, vital para conseguir el billete para aquella Eurocopa, permitó a Luis respaldar su fútbol con la inescrutable soga que siempre supone el resultado. Los dígitos, en este caso, supusieron un empujón que acabó en el hito más importante del deporte Rey en nuestro país.
El estilo, bautizado como "tiki-taka", culminó en aquella semifinal ante Rusia (3-0) que fue una oda al balompié, seguramente uno de los mejores partidos que ha firmado "la Roja". La excelencia fue la rutina de un equipo que había forjado su éxito en torno a los "locos bajitos".
Xavi, nombrado mejor jugador de aquel Europeo, resultó el eje de un equipo que se apoyaba en la magia de Silva, la impresivisibilidad de Iniesta y los goles de David Villa, quizá en el mejor momento de su carrera deportiva. El triunfo ante Alemania, con aquel gol de Torres, terminó por confirmar una comunión que ha dado réditos infinitos en este deporte.
"Hoy vas a marcar dos goles niño, te lo digo yo", así arengó Aragonés a Fernando Torres, "el niño de sus ojos" y con quién mantenía una relación especial. En aquella selección eran los dos únicos atléticos, además de haber coincidido juntos en la etapa como jugador y técnico rojiblancos en Segunda División. Torres no marcó un doblete, se equivocó Luis, pero sí hizo con maestría el único tanto de la final.
Aquella Eurocopa dejó un reguero interminable de citas que añaden más grandeza al preparador madrileño. "¡Hey! ¡Escúchenme! Nos han metido hostias de todos los colores. ¡Vamos a demostrarlo! ¡Y cuando estoy cansado, levanto la mano y sale un compañero!. Si yo no estoy en la final con este equipo soy una mierda. ¡He organizado una mierda de equipo!".
Aragonés, único en esas charlas, motivó a sus jugadores de una forma irrepetible antes de medirse a los alemanes. "Al rubito ese, el del nombre raro... (Schweinsteiger). Ése se calienta como la madre que le parió", les dijo a sus jugadores con el afán de provocar al centrocampista germano y forzar su expulsión. "¡Chicos, del subcampeón no se acuerda nadie, nadie!".
Sin embargo, y pese a la petición de los capitanes para que continuase dirigiendo a la selección española, el "Sabio de Hortaleza" decidió mantener su palabra y se marchó a Turquía para entrenar al Fenerbahçe, donde únicamente estaría la campaña 2008/09 en su última aventura como responsable de un banquillo.
Hasta su llegada a la selección, Aragonés escribó un extenso currículo en ocho equipos: Atlético de Madrid, en tres periodos diferentes, FC Barcelona, Betis, Oviedo, Espanyol, Mallorca, también en dos etapas, Sevilla y Valencia, con episodios inolvidables en cada uno de ellos. "Míreme a los ojitos", le dijo a Romario a mitad de los 90 en el club "che".
El "Sabio" tenía esa virtud y ese defecto, ser capaz de decir las cosas tal y como las pensaba, consciente de que sólo existía un capitán del barco y era él. "Me daba igual cómo se tomaran lo de Raúl, el que mandaba era yo", reconoció sobre la salida del "7" blanco de la selección en una entrevista mes y medio antes de su fallecimiento.
Como entrenador, Aragonés ganó una Liga con el Atlético de Madrid (1977) y cuatro Copas del Rey, tres con los colchoneros (1976, 1985 y 1992) y una con el FC Barcelona (1988). En 2008 fue nombrado mejor entrenador del mundo por la Federación de Historia y Estadística y, siete años antes recibió la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.
Tras la Eurocopa también fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias, que se llevó la selección española, en lo que fue una emotiva entrega. El seleccionador actual, Vicente del Bosque, cogió a Aragonés de la mano y llevó al centro del escenario para que notase el reconocimiento de todo Oviedo y del mundo entero.
En su etapa como futbolista, Aragonés ganó dos Copas (1965 y 1972) y tres Ligas (1966, 1970 y 1973) y es, todavía hoy, el único jugador del conjunto colchonero que ha marcado un gol en una final de Copa de Europa. Su majestuoso tanto de falta ante el Bayern -Luis alzó sus brazos antes de que consiguiese el gol- supuso el 1-0 en la final del "74".
Minutos después el equipo alemán empató el partido, que se decidió en el desempate dos días más tarde. En aquella ocasión, el Bayern venció con autoridad (4-0) y dejó al Atlético con la miel en los labios. Seguramente, los muchachos del "Cholo" estén deseando cumplir, cuanto antes, el deseo del "Sabio": que su Aleti ganase una "Champions". Hoy se marchó el hombre que cambió la historia del fútbol español: Don José Luis Aragonés Suárez Martínez.
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