Viernes, 29 de marzo de 2024
La mala fé vende más
Mainer y los escritores falangistas
Cuando hace ya 42, años, en 1971, el profesor Mainer publicó en la editorial Labor, su libro «Literatura y Falange», apareció otra forma de denigrar a una ideología y al partido que la interpretaba como era y es Falange y, que al menos para mi, resulta en verdad inaceptable.. Fue la confirmación de una de las maneras más sibilinas de ensuciar a la Falange con la acusación de fascismo, por cuanto hacía una torticera asimilación de escritores falangistas que cita en su obra, con la idea fascista, algo que los falangistas auténticos, rechazamos de plano. José Carlos Mainer, aun con un lenguaje un poco más cuidado y discreto, todavía persistía el anterior régimen, practica un perverso ejercicio literario-histórico, que en nada tiene que envidiar a las acciones más críticas y duras en contra del movimiento creado por José Antonio Primo de Rivera.
Desde luego, pienso que es un análisis subjetivo y parcial, ya que parte de una premisa falsa, como es considerar a la Falange y por lo mismo a sus afiliados de una condición “fascista”, que ninguno de ellos habría admitido ―salvo el caso quizá paradójico de Jimenez Caballero, que es un caso aparte―, y que jamás asumieron ni de forma ni de fondo. Que se quiera calificar de «fascistas» a Cela, Torrente Ballester, Eugenio d Ors, Ángel María Pascual, Rafaél García Serrano, Luys Santa Marina, Casrtroviejo, o a Cunquéiro, por ejemplo, porque asistieron al régimen del general Franco, no deja de ser favor a una hipócrita confusión: primero porque la literatura que generaron estos autores nunca fueron relatos de exaltación fascista, segundo porque salvo Ridruejo, no tuvieron un alto puesto ejecutivo, y más aún, porque en sus obras no hubo jamás un afán de castigo a quienes desde la otra parte sostuvieron actitudes muy beligerantes frente a ellos.
Quien haya leído «La familia de Pascual Duarte» (Cela), «Rosa Kruger» (Sánchez Mazas), «Diccionario de un macuto» (García Serrano), «Capital de tercer orden» (Angel Mª Pascual), «Los gozos y las sombras» (T. Ballester), «Poemas de invierno» (Ridruejo), «Glosarios» ( d Ors), etc., saben que nada hay de fascismo en su creatividad literaria, al contrario de lo que defendía el marxista Gramci quien mantenía que la revolución soviética vendría por la cultura en todas sus manifestaciones. En nuestro país, eso no se dio. Incluso cuando Torrente Ballester escribía un libro de bachillerato para Formación del Espíritu Nacional, en años de dictadura: su lectura no era de adoctrinamiento sino de auto exigencia juvenil. Esos escritores, buenos autores, no tenían ni la imagen de un «fascista», de película: ver en Agustín de Foxá un fascista es una contradicción «persé»; como decirlo del humanísimo G. Serrano, o aplicárselo al mismo Ridruejo, por muchas botas altas que llevara. Los escritores de la Falange, como José Antonio, que también escribía y bien, aunque no se sepa demasiado, caminaban por otras vías de versos y prosas que nada tenían que ver con una interpretación fascista de la vida y la política.
Coincidir el tiempo y en el espacio con una visión muy limitada, es cierto, de las realidades socio políticas del momento, no los convierte en protagonistas de una idea; más, cuando como ellos, siempre tendieron un puente hacia la mejor convivencia entre españoles. y pedían libertad. El señor Mainer, se equivoca- a sabiendas, y esta nueva versión, corregida y aumentada, que nos indica el diario «La Razón», el jueves 10 de octubre actual, no es sino reforzar, sin argumentos, su tesis sobre una literatura fascista. En 1971 no se atrevió a poner «fascistas», quizá por razones obvias, pero hoy si se publica desde esta forma, resultaría una heterodoxia analítica e investigadora y luego, en esta «corregida y aumentada» edición no ha profundizado en la evidente incorporación de nuevos escritores de raíz y corazón falangista, poetas, novelistas, historiadores, ensayistas, autores todos, de una gran y merecida consideración. En fin, para mí esta nueva versión de una obra clásica sobre la literatura falangistas, adolece de la necesaria revisión solicitada por los años transcurridos, puesto que incide en los sabidos y subjetivos criterios del profesor José Carlos Mainer.
EDUARDO LÓPEZ PASCUAL
Comentarios
Por Soto 2013-10-31 02:29:00
de qué os sorprendeis los cobardes siempre hacen lo mismo
Por Mucius Scaevola 2013-10-30 11:01:00
Unos grandes escritores que se ignoran con toda la mala intención. Por cierto, se están preparando las bofetadas jurídicas, empieza a clarear y los motores ya están en marcha.
Por ASTUR 2013-10-30 09:02:00
Yo no sé si Maienes es de izquierdas, derechas o medio centro, pero lo que sí está claro es que ahora después de tatnos años quiere ir de progre por la vida llamando fascistas a los que no se atrevió cuando escribió el libro en el año 1971."Falange y Ligeratura", donde todo eran aabanzas para los escritores. Nada menos que trece (13) cita en ese libro. Pero bueno, gente, gentecilla y gerntuza, además de cobardes, siempre hubo bajo el sol.
Por Carmen López 2013-10-30 00:53:00
Todos los escritores que cita el autor del artículo son de los mas importantes de la segunda mitad del siglo XX. Sobre la adscripción ideológica de la Falange, alguien poco sospechoso en este asunto como Sanchez Dragó, dedicó unos espacios muy interesantes, hace diez años, en el progama que dirigía, "todo está en los libros" en TVE, para conmemorar el centenario del fundador, José Antonio Primo de Rivera, en los que la opinión mayoritaria calificaba su ideologia de regeneracionista
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