Sabado, 23 de noviembre de 2024
Todavía no ha entrado nadie en la cárcel
Mieres, los monaguillos ofician el entierro
En la tarde abrileña, bajo una suave brisa del sur, floreciendo una nueva primavera, desfilaba el entierro de la vieja cofradía político sindical que ha arruinado a Asturias. Desde el edificio de la “Politécnica”, hasta el parque Jovellanos, vencidas y viejas, las tropas sindicales enterraban a la minería asturiana.
Llamada a tropa, y unas seis mil personas, ancianos y niños incluidos, recorrían la villa de sur a norte, en un día de difuntos, oficiado por los monaguillos de la “cofradía” más siniestra y perversa de Asturias, hoy en Mieres, los “hermanos mayores” del citado engendro estaban ausentes, hecho que no es nuevo, su sitio no estaba en las calles, su lugar fue la mesa del rico Epulón.
Con desgana caminaba el anterior alcalde de Mieres, bajo cuya dirección nuestro municipio ha quedado en quiebra y además fraudulenta. Bajo el paso triste de la vergüenza, uno al lado del otro marchaban Chusin Gutiérrez y Lili, delante el “conseguidor” de Figaredo, todos ellos con su familia colocada en las empresas públicas quebradas, es curioso lo de las contrataciones públicas en las empresas y administraciones que pagamos todos, y como diría un comunicador muy conocido, todavía no hay nadie en la cárcel.
No he visto, al antiguo director del “Campus”, socialista como no podía ser de otra manera, pero claro, el pollo va en coche, perdón en auto, en los autos de la operación Marea, que al parecer ha subido por el Caudal, y ha mojado parte de los fondos mineros.
Digo seis mil, me parecen muchos, demasiados. A la gente no le gusta ir de entierro, sobre todo cuando el muerto está arruinado pues lo gastó todo en vida, y menos si el entierro es de tercera, no vaya a ser que cobren el sepelio a los asistentes, y los monaguillos suelen ser muy pillines y no perdonan, perdón, perdonaban sus propinas en los bautizos, bodas y entierros, y los “monagos” que desfilaban en el duelo son para ponerse a temblar.
Vamos, que sólo había dos banderas republicanas, increíble, en una ciudad que durante años los buzones de correos estaban pintados con la tricolor. Claro está, a la hora de la verdad, ni monaguillos, ni banderitas raras, ni tonterías, en el entierro un buen cura, la bandera nacional y no digo el “Yo tenía un camarada”, todavía no llegamos a eso, pero si el himno nacional con letra de D. José María, Pemán por supuesto, no nos vayamos a confundir, gran mantenedor de los juegos florales en Mieres, cuando en esta localidad no había parados, recibíamos emigrantes, y era un referente industrial en España. En la actualidad Mieres tiene más parados que asistentes a la manifestación, y nuestra referencia es por la baja natalidad y los índices de desempleo y pobreza, gracias a la “lógica contable confusa” de los “hermanos” de la cofradía que oficiaba el entierro de hoy.
Bueno, ya que hablamos de entierros y funerales, aquí nos moriremos todos, hecho natural, lógico y previsible, y como diría el comunicador, todavía no está ninguno en la cárcel. Cosas curiosas de este pequeño mundo asturiano que sólo se dedica a entierros y nos obligará a aceptar la herencia a beneficio de inventario, y me dicen que todavía no ha entrado nadie en la cárcel, acabarán expropiando las limosnas destinadas a la salvación de las ánimas.
Á. de las Asturias.
Columnistas
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