Jueves, 16 de enero de 2025
otorgada por el Papa
Monseñor Blázquez condecorará el 4 de noviembre a Jiménez Lozano con la medalla 'Pro Ecclesia et Pontifice'
El propio Blázquez impondrá al abulense afincado en Valladolid el 4 de noviembre en el Arzobispado "la máxima distinción que el Papa confiere a seglares, como premio a su fidelidad a la Iglesia y su servicio distinguido a la comunidad".
El Pontífice ha otorgado este reconocimiento a solicitud del propio arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien en junio de este mismo año trasladó su candidatura, "compartida por muchas personas", convencido de que el galardón será muy bien recibido, "dado el común reconocimiento de la sociedad a la persona y la obra del escritor abulense afincado en Valladolid".
Blázquez solicitó la medalla para este "intelectual cristiano con exigencias de superación y reforma", que "participa activamente en la vida de su parroquia y se ha manifestado siempre como hijo de la Iglesia" y cuyo modo de vida es "sobrio y discreto" por tres razones fundamentales.
La primera, han señalado fuentes del Arzobispado en un comunicado, es su "asombrosamente" larga y cualificada trayectoria profesional, reconocida por innumerables premios "aunque por su manera de ser no sea proclive" a ellos.
"Se encargó la corresponsalía en Roma durante el Concilio Vaticano II, la evocación de figuras bíblicas, el estudio de personajes como san Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Pascal, etc. Novelas y cuentos y particularmente el periodismo que culmina como director de El Norte de Castilla", ha detallado.
El segundo argumento, señalan, es la "relevante colaboración de José Jiménez Lozano en la gestación y realización de las primeras exposiciones de Las Edades del Hombre, un proyecto sorprendente que se convirtió en un éxito rotundo" y que fue ideado "en gran parte por el escritor" y su el sacerdote José Velicia, fallecido hace veinte años.
La tercera motivación para la solicitud del reconocimiento y su concesión es la "ejemplaridad" del literato como persona y como cristiano.
La condecoración fue instituida por el Papa León XIII, en 1888, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales. Se trata de una cruz octogonal con la flor de lis en los cuatro cantones y con su imagen rodeada Por la frase 'Leo XIII PM anno X'; (León XIII, Pontífice Máximo, Año Diez de Su pontificado).
En el anverso de la medalla, sobre los brazos de la Cruz, aparecen representados cometas, que, con las flores de lis, forman el escudo de armas de la Familia Pecci, a la cual pertenecía el Papa.
Grabadas en el reverso están las palabras 'Pridie' (Día Primero), 'Kal' (de las kalendas), 'Ianuar' (de Enero) y el año 1888. También aparecen los emblemas papales --las llaves y la tiara de San Pedro-- y el lema 'pro Ecclesia et Pontifice'.
A partir del pontificado de Juan Pablo II los colores de la cinta de la medalla son el amarillo y blanco, una distinción que han recibido este reconocimiento varios centenares de personas públicas y anónimas en todo el mundo, en su mayoría seglares.
Entre las españolas figuran la reina consorte de los belgas, Fabiola de Mora y Aragón, o la vallisoletana Eloisa García de Wattemberg.
Columnistas
La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa
Por Angel Jiménez LacaveLeer columna
La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias
Por Francisco J Contreras Leer columna
Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.
Por Teodoreto de Samos Leer columna
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate
Por Enrique García MáiquezLeer columna
Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.
Por Francisco J Contreras Leer columna
Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna