Miercoles, 27 de noviembre de 2024

O tempora

Porque, no nos engañemos, salvo los perroflautas anarco-marxistas que componen su núcleo organizativo, los “indignados” reclaman cambios institucionales porque saben que el marco actual es el que les está destrozando la vida. En otras palabras: si las calles se llenan de manifestantes es como efecto secundario de unas instituciones que favorecen el llenado de los bolsillos de políticos, la hiperplasia de la cola del paro, y exigen pagar la hipoteca que pesa sobre viviendas ya embargadas.

  Bastaría que mañana mismo cada “indignado” contara con hogar, trabajo y un inmaculado expediente RAI-ASNEF, para comprobar cómo la proporción policías/indignados desciende de una proporción, digamos, 1/100 a otra 10/1... y eso contando como “indignados” a la “secreta” disfrazada de perroflauta.

  Los indignados son gente avispada, pero política y económicamente ignorante. Es por ello que son capaces de intuir que se puede pergeñar un nuevo esquema institucional que gestione de forma más justa la riqueza que se genera en una sociedad; pero son incapaces de describir los que debieran ser sus rasgos más esenciales.

   Ahora bien, el verdadero peligro de estas algaradas son aquéllos con modelos alternativos completos: son los anarco-comunistas, de los que ya conocemos su “solución del doctor Guillotin” para las disputas institucionales, su “receta mágica gulagiana” para la disidencia política y sus “planes kinkinales” para la gestión económica.

  ¿Y cómo es posible que esta canalla pseudo-ilustrada componga el núcleo organizativo de algo tan masivo? ¿Cómo puede ser que un puñado de pies negros, anarcas, rastafaris, pulgosos y pervertidos haya podido liderar una revuelta popular tan colosal? ¿Acaso no hay políticos, sindicalistas, movimientos católicos, etc.?

  Pues no, porque casi todo movimiento social de masas o bien ha sido fagocitado por el sistema (partidos y sindicatos) o bien ha sido vejado, desprestigiado y contaminado por él (católicos). Por consiguiente ninguno de éstos quiere/puede tornar los ojos del país hacia la contemplación de su ruina nacional y económica, ni tiene la valentía/vigor de movilizar el cuerpo social para procurar su salvación. Simplemente se contentan con dar la espalda al tsunami, mirando a la playa mientras esperan a que los plácidos momentos de mariscadas, inauguraciones y vacaciones en Punta Cana regresen... algún día.  

  Antonio Maura describió así la situación: “O hacemos la revolución desde arriba o nos la hacen desde abajo”. Claro que corría el año 1907.


Comentarios

Por superindignado 2011-06-20 16:48:00

Estoy en contra de que los indignados me intenten representar,cuando no quiero ser representado,y que intenten aplastar los pocos resquicios que me quedan de libertad.Nada nos podran imponer por la fuerza


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