Miercoles, 27 de noviembre de 2024
A vueltas con las elecciones andaluzas
"¡Oh Susana, no llores más por tí!"
Y es que hoy le toca el turno, gracias a sus ocurrencias, a doña Susana Díaz, expresidenta, esperemos, de la autonomía de Andalucía.
Resulta que yo veía a esta señora como una persona alegre, dinámica, moderada en sus expresiones, con fuerza y prestigio dentro de su partido, dialogante y sólida. Me parecía que era mimada por sus votantes, siendo indiscutible e indiscutido su liderazgo en su tierra, dando una buena imagen de soltura y poderío. Es lo que yo pensaba, repito, pero ahora creo que si esas apreciaciones mías eran ciertas, ese conjunto de cualidades, vino actuando en su contra hasta el punto de que le hizo creer en la posibilidad de llegar a la presidencia nacional de su partido y, por consiguiente, a ser candidata, más adelante, a ocupar, por primera vez una mujer en nuestro devenir histórico, un puesto en La Moncloa. ¿Por qué no?
Desgraciadamente para ella y sus sueños, apareció en el panorama político y dentro de su partido, un doctor, si nos descuidamos "honoris causa", que vino a dar al traste con las mejores expectativas de nuestra abogada a plazos.
No voy a detenerme en los detalles por los que se produjo la pérdida de su ansiado liderazgo nacional y lo que traería como consecuencia dicha pérdida. Siguiendo la narración, no repuesta nuestra protagonista de ese primer golpe, se convocan (convoca) unas elecciones autonómicas para reforzar y, en cierto modo, recuperar prestigio. Se produce un resultado catastrófico y decepcionante a pesar de salir ganadora, y, a partir de ese momento, ella, que parece no esperaba tal a mi modesto entender, pierde un poco el Norte por no decir que pierde otra cosa, y se dedica a lanzar a la opinión pública, tontería tras tontería de tal calibre que nos hace pensar que, efectivamente, ha perdido algo más que el Norte.
Ejemplos más o menos literales: "Hay que hacer un muro para aislar a VOX", "Si no fuesen los votos de la ultraderecha, la izquierda habría ganado las elecciones". Si, sí, esto último por lo menos está escrito en eso que llaman "twiter" o algo así y no cabe duda que matemáticamente encierra una pérfida verdad siempre que estemos de acuerdo (que no lo estamos) con esa falacia de los votos de la ultraderecha. En realidad, es una verdad a medias que es bastante peor que una mentira y, en este caso, una ridiculez manifiesta.
Tamaños absurdos y despropósitos van unidos a la voluntad, mantenida todavía, de formar gobierno a su alrededor, agarrándose para ello al argumento de ser el partido más votado. Parece increíble que en verdad pueda pensar así, aunque se vea que lo dice con poco convencimiento, siendo lo dramático de estas expresiones y pretensiones, la prueba de que esta señora es o se ha vuelto tonta y parece que se cree que todos los españoles somos tontos también.
Nunca vi a nadie al que le haya cambiado tanto la cara desde un antes a un después de unas elecciones, como a nuestra Susana. Parece, y yo lo creo, que ha llevado tal susto que no es capaz de reponerse de él.
Sus actuales apariciones en público, difieren tanto de las de su época triunfal, que resultan lamentables, lacrimógenas y patéticas, presentando ahora un perfil personal no apto para saber manejarse en el juego democrático por el hecho de no querer aceptar las voluntades y derechos de todos los votantes e intentando luchar contra lo que, en este caso le cae tan cerca, y que representa nada menos que muy cerca de cuatrocientos mil votos ¡casi nadie en Andalucía! Y dejamos aparte a PP y Ciudadanos. No le vendría mal, ahora que nos ha mostrado su cara mala, intentar recuperar su cara buena, previa una cura de humildad, dejando aparte esa demagogia barata que no convence a nadie y sonreír otra vez, sonreír, que es muy sano, mientras se acepta una realidad, en este caso, un tanto adversa.
Para terminar, no quisiera hacerlo sin entonar para nuestra protagonista aquella alegre y animosa canción del "far West", cambiándole solamente la persona del pronombre:
"¡Oh Susana, no llores más por tí!"
Francisco Alonso-Graña del Valle
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