Me dirán ustedes que las clausuras conventuales ya no son lo que eran, y tienen toda la razón del mundo. Este invento de la red (internet en la lengua de Shakespeare ), que por momentos parece celestial y por momentos diabólico, nos abre un amplio ventanal al mundo, y nos permite estar al tanto, yo diría que al minuto, de cuanto acontece aquí y allá.  

 El convento ya refresca, pero todo apunta a que tendremos un otoño caliente en lo que a noticias eclesiales se refiere, y por tanto motivos más que sobrados para intensificar nuestra oración. Hoy mismo ha iniciado nuestro amado Papa Benedicto su viaje al Reino Unido. Un viaje de gran calado por diferentes motivos. Primero por la razón principal que lo motiva: la beatificación del cardenal Newman. Una figura cuyo mensaje sigue siendo de plena actualidad para el momento actual de la Iglesia.

Se trata además de un viaje complicado, y en el que será necesario poner a prueba las consolidadas dotes diplomáticas del Vaticano. Y es que desde la decadente confesión anglicana miran de soslayo, y con recelo, este desplazamiento, ante el posible retorno de algunos de sus miembros a Roma. En esto, como en casi todo, nuestro Papa que Dios guarde muchos años, ha hilado fino y ha sabido dar pasos firmes para facilitar esta vuelta, con una visión clara de lo que supone el verdadero ecumenismo.  

Tampoco hace falta ser muy listo para darse cuenta que el éxito de este viaje supondría también un varapalo para quienes, desde diferentes medios, han urdido la trama de la campaña antiromana que ha arreciado en los últimos meses. Aunque en cualquier caso habrá que seguir teniendo paciencia y tacto, y recordar las palabras de Benedicto XVI en la Misa de inicio de su pontificado: “rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos”.  

Poco queda ya además para que el Papa visite, también en este otoño, nuestra sufrida nación. Santiago y Barcelona serán sin duda buen aperitivo para la Jornada Mundial de la Juventud del año próximo, en Madrid. Algunos empiezan a ponerse nerviosos ante el anuncio de tanta presencia papal. Por cierto que me cuentan mis amigos que la Cruz de los jóvenes, después del encuentro de este verano en Santiago, prosigue con éxito su recorrido por la geografía nacional. Mis contactos asturianos me acaban de enviar una hermosa presentación del paso de la Cruz por Gijón.  

 Todos dan también por seguro que el otoño nos traerá, seguramente en noviembre, un consistorio para la creación de nuevos cardenales. Ya circulan las típicas quinielas, y queda abierta la incógnita de si habrá algún español entre los elegidos.  

A quien tampoco le faltará trabajo otoñal será al nuncio apostólico en nuestro país, Renzo Fratini. Después de la designación cantada de Iceta para Bilbao siguen numerosas vacantes por cubrir. ¿Le tocará ya el turno de titularidad a Berzosa?. De nuevo los asturianos me dicen que parece que sí, y que su actual jefe, el bueno de D. Jesús Sanz, comenzará pronto a tomar decisiones de gobierno, en cuanto concluya su primer año de toma de contacto y le liberen del yugo de Jaca y Huesca. La primera la dan por segura: el relanzamiento del sínodo diocesano en marcha.  

Entre tantos calores otoñales tampoco dejan de preocuparme, que en el convento también tenemos radio, los tumbos que parece dar la cadena Cope, con una nueva programación que no tengo muy claro que pueda frenar la caída libre que supuso la marcha de algunos.  

Y entre tanto calor informativo, bien vale destacar una noticia fría y positiva. La decisión del gobierno de meter en el congelador la masa quebrada de su nueva ley de ¿libertad religiosa?. Se han dado cuenta que no está el horno para bollos, y nos alegramos que frenen, al menos por el momento, otra vuelta de tuerca más en la aplicación del sectario laicismo beligerante y zapateril.  

 Pues nada, lo dicho. Que no se refresquen ustedes mucho con la caída de las temperaturas que nos traerá el otoño, que para combatirlas no nos faltarán noticias religiosas bien calientes. Y en ellas seguiremos. Entre tanto, Pax et Bonum!.