Sabado, 23 de noviembre de 2024
Comentario de actualidad religiosa
Perder el "Oremus"
Por la profundidad y sabiduría que transmitirán, una vez más, los mensajes del Papa; por la defensa incondicional que hará de la familia, la vida y la dignidad humana; por la consagración del monumental templo expiatorio de la Sagrada Familia... Pero en definitiva, y sobre todo, porque, como escribía hace días José Francisco Serrano Oceja, el Papa viene a España a “proponer la santidad como ideal de vida”. Y añadía que también a los obispos, apuntando como uno de los momentos claves del viaje el discurso que les dirigirá en la comida de hermandad a celebrar en Barcelona.
Los obispos, y también todos nosotros, deberemos estar bien atentos a la catequesis litúrgica que el Papa nos ofrecerá en sus dos Misas, en Santiago y Barcelona, con un ejemplo que, desgraciadamente y al menos por el momento, no ha encontrado todo el eco que debiera en nuestra sufrida nación. Toda una lección de “hermenéutica de continuidad”, lograda gracias a la eficaz labor de monseñor Marini, “el bueno”. Veremos y escucharemos buena parte de la Misa, en realidad casi la totalidad si excluimos los ritos iniciales y la liturgia de la palabra, pronunciada en latín, lengua propia y preeminente del rito romano según el Concilio Vaticano II. El crucifijo ocupará la posición central del altar, todo un ejemplo papal frente a quienes se resisten a aplicar esta medida, alegando que se oculta la visión del celebrante. ¡Cómo si la cara del siempre indigno celebrante fuera lo relevante! Y otra vez el comulgatorio, arrumbado en tantos de nuestros templos, será la muestra de la reverencia y cuidado con la que el Papa quiere que sea administrada la Sagrada Comunión.
Serán, en definitiva, dos jornadas intensas de liturgia, pero de las auténticas, seguramente poco parecidas a las organizadas recientemente por la Comisión Episcopal de la materia, con el Obispo de León al frente y su escudero Canals, el de aquel artículo más que prescindible, que llenas de nombres hace tiempo amortizados, y con lenguaje caduco y superado, rezumaban un cierto olor a rancio.
Y es que en esto, como en otras cosas, nuestros obispos deben estar bien atentos, no sea “que pierdan el Oremus”. Pax et bonum!.
Comentarios
Por F. J. Garcia Alonso 2010-11-04 08:27:00
Comentarios Buen artículo, que incita además al comentario. Las "sugerncias" litúrgicas del Papa me parecen geniales porque mantienen la metodolgia de la continuidad. Por ejemplo menjor poner el crucifijo delante del celebrante que "imponer" a todos que el sacerdote esté de espaldas al Pueblo de Dios (aunque esté bien). Lo de la comunión en la mano, que en el artículo no se cita pero se sugiere, es un poco más complicado. San Cirilo de Jerusalén ya daba instrucciones de como debe recibirse en la mano. El problema estaría en que muchos no las siguen y en que se presta más a la falta de "delicadeza" con el Señor.
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