Jueves, 02 de mayo de 2024

Promesas que no valen nada

Es decir, que si uno quiere cobrar pensión debe comenzar a trabajar a los 28,5 años y no dejar de hacerlo hasta los 67. Pues con el 50% de los jóvenes españoles en paro y altísimas tasas de precariedad y temporalidad ya me dirán cómo narices vamos a cumplir con este requisito. El caso es que muchos, muchísimos, ya superan los 30 y no han podido trabajar en algo serio y continuado, por lo que -ya tan jóvenes y sin esperanza- se ven condenados a un destino de miseria y consunción tras llegar a los 67. Y no, los fondos de pensiones privados no son una solución, sobretodo tras su hundimiento patrimonial desde 2008.

  En fin, era este un panorama inimaginable en la España feliz del 1996-2006... Pero aquí está.

  Igual de inimaginable parece hoy en España un estallido social al estilo inglés, griego, iraní, egipcio o tunecino que ponga las cosas en su sitio y les deje claro a los jíbaros que cortan el bacalao lo “contentos” que estamos todos los españoles con la partitocracia y las autonomías que “nos dimos” en el 78. Yo, hasta ahora, sólo he oído el tenue tremor de estómagos agradecidos por el analgésico alemán mensual de 400 € para desempleados sin prestación. Aunque ¿quién sabe?

  El caso es que, por el momento, ni está ni se le espera -digo el estallido social español- porque, dejando aparte a Albión y la Hélade, aquellas naciones de “moros” que los españoles miramos por encima del hombro tendrán menos clases medias, pero mil veces más orgullosas y conscientes que las nuestras, convertidas en rebaños por obra y gracia de la pasividad intelectual y el repugnante hedonismo inoculados en vena con la EGB, Crónicas Marcianas, Gran Hermano y Operación Triunfo.

  Y no vale esconderse tras excusas o fatalismos: no por haber recibido esta herencia envenenada de nuestros padres y abuelos tenemos menos responsabilidad que ellos en su supervivencia. Como cualquier otro ser humano, el español tiene dignidad y por ello es indigno y vergonzoso que se deje seguir tratando como carne laboral sin derecho a vida, familia, vivienda o a una digna existencia material y espiritual.

  Los católicos no deberíamos ver el futuro en negro, cayendo en la desesperanza. Frente a todas las promesas incumplidas de socialistas y liberales, que nos anunciaron paraísos terrenales y sólo nos han traído fétidas ciénagas repletas de cadáveres corporales y morales, se sitúa la promesa que Cristo nos hizo: “estaré siempre con vosotros, hasta el fin de los tiempos”. Así que esperanza, ánimo y actividad para cambiar aquellos males sociales y económicos causados por la transigencia y la pasividad; comenzando por ganar unas elecciones con un partido que exija "Religión, Familia, Patria, Orden, Trabajo y Propiedad" a un Estado que hoy predica “Materialismo, Individuo, Cuchitril, Libertinaje, Paro e Hipoteca”.

  No podemos pedir más que el Bien Común ni debemos pedir menos que dignidad.


Comentarios

Por Nuria Martínez-Viademont 2011-02-02 10:35:00

D. Jaime, el sistema educativo cuanto más plural más rico. Me parece estupendo que haya diversas opciones educativas, pero en los colegios no religiosos no se enseña como ser ateo o anticatólico, está muy mal informado. Si Vd. considera que debe difundir su verdad a las "masas" (¡¡qué mal suena!!), está en su derecho siempre y cuando no obligue a esas "masas" a recibir una educación católica porque no se permitan otras opciones educativas. En cuanto al tema del partido... a mi, ni me suena el partido ni el grupo de "intelectuales", quizás haya fallado el marketing...


Por Jaime Cifu 2011-02-01 18:43:00

Pregunto: Que sea lo que Dios quiera, pero por el momento ahí tiene usted alternativas políticas saludables (AES, Familia y Vida, CTC) Jorge: Los fondos de inversión privados tienen grandes "virtudes", pero aquí se niega lo que afirman partes interesadas de "que son la respuesta mágica a los problemas del sistema público de pensiones". La opción más sabia consiste -en mi opinión- en combinar prudentemente ambos sistemas para evitar que a la hora de jubilarse, un hombre quede completamente desatendido debido a la ruina de uno u otro.


Por PREGUNTO 2011-02-01 18:00:00

Jaime Cifu, le contesto encantado. Pues no soy uno de sus fundadores, porque no me encuentro capacitado para esa dificil misión. No me averguenzo reconocerlo. De momento, estoy en la abstención. Y le/s animo, a que lo intenten de nuevo, los comienzos siempre fueron muy duros. No se debe abandonar a las primeras de cambio. Sobre todo, si uno se encuentra capacitado. Un saludo.


Por Jorge Ballesteros 2011-02-01 18:00:00

Perdón por el comentario tan extenso: Creo que, bajo el actual sistema de pensiones, es lógico que se extienda la edad de jubilación puesto que también vivimos más años. Lo que no entiendo es que nos sigan imponiendo un modelo que puede no sea de nuestro agrado. Debería de ser algo opcional. No pasa nada malo si quieres que el gobierno gestione tus ahorros para la jubilación. Pero tampoco debería estar prohibido que yo elija mi propio plan para esas aportaciones que actualmente se hacen. Con esto quiero decir que, al contrario que tú, los planes privados pueden ser un buen sistema para gestionar nuestros ahorros para cuando seamos mayores. De hecho, en mi opinión e indirectamente, es lo que se pretende fomentar con esta medida. Sin embargo está claro que por sí solos no constituyen un salvavidas. Deberían de ir acompañada de estímulos fiscales como los que antes existían (ej: deducción del 40% en el caso de que se cobre en forma de capital una vez se produce la contingencia para su rescate (jubilación, muerte, paro larga duración, enfermedad grave...)) o deducciones más importantes aún en la base imponible del IRPF. Sin embargo a día de hoy estos no tienen ningún interés: nada que no se pueda conseguir con apartar el dinero a una cuenta independiente de la que ya utilizamos para la operativa diaria o ir invirtiéndolo en los productos de ahorro habituales: imposiciones a plazo, fondos... ¡¡Y rescatando el dinero cuando queramos!! ¡¡Sin necesidad de que se produzca ninguna de las contingencias antes mencionadas!!. Sin esas medias diferenciadoras, me atrevo a decir que nos seguiremos quedando con la huchita de cerdo o el calcetín bajo la cama de nuestros abuelos. Considero también que presentas a los planes de una manera estática y sesgada. La bajada del valor de algunos desde el 2008 no es un criterio sobre el que valorar la benevolencia o no de los mismos. Entiendo que hablas desde el estallido de la burbuja, donde los productos que más han sufrido han sido los de renta variable. No obstante me gustaría hacerte varias consideraciones: - En renta variable no es tan importante la rentabilidad durante un periodo de tiempo sino la final del plan (es decir, si durante 10 años un producto ha cosechado una rentabilidad acumulada del 180% (sí, recordemos planes comercializados a particulares con un 18% (¡¡o más!!) de interés anual) y desde hace 3 un descenso del 60%, el plan no es malo, simplemente ha tenido muy mal comportamiento desde entonces. - Los planes de pensiones en renta variable pueden traspasarse a otro tipo de planes que inviertan en otros activos más "tranquilos" cuando se producen este tipo de fluctuaciones tan fuertes en su valor. Incluso a planes asegurados con una "buena" rentabilidad. -Al hablar de rentabilidades de la renta variable, no debemos olvidar que el corto plazo nunca es representativo para el estudio de su comportamiento. De hecho en el largo plazo (75 años) la renta variable ha sido mucho más rentable que la fija. - Hay renta variable y renta variable, así como hay planes y planes. Es conveniente estudiar la composición del plan (en qué invierte) antes de lanzarnos a la aventura. Los hay para todos los gustos, casi todo renta fija, casi todo renta variable, mixtos 60% y 40%... - También hay momentos en los que invertir en ella y momentos en los que no. Si invertimos en un plan ?nato? en renta variable en el momento en que su valor patrimonial es muy bajo, es más probable que recojamos las ganancias, puesto que poco recorrido a la baja va a producirse ya. - La edad en la que nos encontremos a la hora de comenzar nuestras aportaciones y el capital que tenemos acumulado son también circunstancias que nos acercarán más a uno u otro tipo de plan. Es decir, una persona joven no tendrá tanto inconveniente en invertir su jubilación en productos con un perfil de riesgo mayor puesto que su horizonte temporal para generar rentas es también mayor. Además el capital que tendría acumulado no sería muy importante, lo que se traduce en que si este producto experimentara un mal comportamiento, la pérdida en términos absolutos (cantidad de dinero perdida, no tanto por cierto de bajada), no sería muy elevada. Eligiendo planes de pensiones privados podríamos: - Elegir cuando jubilarnos si consideramos que disponemos de un capital acumulado suficiente para los años que nos quedan de vida - Si falleciéramos, el dinero las aportaciones que hemos hecho irían directamente a parar a nuestros familiares, y así continuamente hasta que el dinero terminase. - Si somos unos gestores medianamente informados y sin emprender ninguna aventura, podríamos obtener unos capitales mucho más elevados de los que ahora recibimos - Fomentaría el ahorro y la responsabilidad en los contribuyentes (solo dispondrían de esa pensión para su futuro sustento). - La edad en la que comenzáramos a trabajar no sería tan determinante puesto que, en su mayor parte, dependería de nuestra capacidad de ahorro y de inversión.


Por Jaime Cifu 2011-02-01 17:23:00

Pregunto: Pues le respondo con otra pregunta. ¿Y por qué usted no es uno de sus fundadores? o con esta otra ¿por qué vota al PP o se abstiene o vota en blanco? o con esta otra ¿por qué no vota a AES, o Familia y Vida, o CTC que, sin ser perfectos, se aproximan bastante a ese ideal de partido? Por cierto, hace unos pocos meses un grupo de intelectuales asturianos intentamos poner en marcha ese partido, pero no alcanzó masa crítica. Vaya usted a saber por qué.


Por PREGUNTO 2011-02-01 16:47:00

¿ Y donde está ese partido que nos garantice las exigencias reseñadas ?. Hoy en dia, no veo ninguno.


Por Jaime Cifu 2011-02-01 11:47:00

Nuria: el capitalismo es el sistema de mercado basado en principios y antropología liberales. No hace falta que un partido se denomine liberal o gobierne para que los ciudadanos estemos sojuzgados por un régimen furiosamente liberal. Se lo pondré más claro: compartirá conmigo que tampoco haría falta que gobernase un partido llamado "socialista" para estar sojuzgados por un régimen socialista. De hecho esta comparación que hago no es inocente ni arbitraria: el socialismo que tanto repudian muchos "dizque" liberales católicos (contradictio in terminis), es la consecuencia lógica de los supuestos ideológicos del liberalismo. Respecto a lo de la religión católica, aquí parece que recordar el deber de su enseñanza o de trasladar sus principios elementales a la práctica suena a integrismo, a "Inquisición" como usted dice. A nadie se obligaría a profesar una religión (Dignitatis Humanae), pero es deber que reciban una educación basada en principios y fe católicos si es que consideramos que esa es la verdad sobre Dios, el hombre y las sociedades. Los ateos lo tienen bien claro: dado que ellos consideran que el ateísmo es la verdad, en el sistema educativo se enseña ateísmo y moral atea. Eso de la neutralidad de la enseñanza es un camelo para que los católicos renunciemos a difundir la verdad a través de la educación de masas. Saludos.


Por Nuria Martínez-Viademont 2011-02-01 10:43:00

Con la EGB, salíamos mucho mejor formados que ahora y mucho peor que nuestros padres. Estando de acuerdo en casi todo, Sr. Cifú, me pregunto a qué liberales acusa de las promesas incumplidas, puesto que no me suena a mi que hayan gobernado desde Isabel II. La religión no puede exigirse ni tampoco establecerse como obligatoria (no despertemos a la Santa Inquisición tampoco), si bien creo que debe permitirse que cada uno, dentro del respeto que se debe a los demás y a las leyes, profese su religión sin que se le perturbe o persiga por ello. Un saludo.


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