Sabado, 23 de noviembre de 2024
Rajoy el valeroso
Los separatistas se hallan a tan sólo un paso de conseguir el poder absoluto que otorga la independencia: tienen en sus manos el control de la Iglesia Católica, la educación, la empresa privada, la cultura, el electorado y las fuerzas de seguridad; pero les falta algo... les falta soplar al vigente régimen español para que éste ceje en su voluntad de mantener unida a la patria española. Al fin y al cabo, son las leyes del régimen las que les han entregado en bandeja el poder omnímodo, y son los políticos del régimen los que les han dado toda clase de prebendas con el fin de evitar conflictos y permanecer en el poder. ¿Qué les puede impedir alcanzar la independencia? La amenaza creíble de castigar el delito, porque son hondamente cobardes.
Hay que decir con claridad que aquí ya no caben cesiones ni componendas, justo lo que ahora reclama Rajoy, asustado por la fortaleza de la convicción de Arturo Mas y el grado de movilización de sus cuadros: un día cae una denuncia contra Francisco Alamán por “amenazas, sedición y apología del genocidio”, otro día unos eurodiputados catalanes piden amparo a la UE ante una posible invasión militar del Estado español, otro se arenga a los Mozos de Escuadra para defender a Cataluña frente al ejército español, y desde hace unos quince días se viene moviendo el bulo de unas maniobras aéreas preparatorias de una invasión.
Los separatistas son conscientes de que la situación no está del todo madura pero también de que hay que probar suerte, de que conviene azuzar a marchas forzadas porque a lo mejor cae algo inesperado del árbol de Madrid.
No sólo se trata de que Rajoy esté siendo coyunturalmente blando, es que es constitutivamente blando, todo un merengue, un “Zapatero bis” radicalmente incapaz de gestionar una crisis económica de caballo a la vez que una titánica crisis histórica. Hasta el momento los actos de Rajoy le delatan como lo que es: un gregario de partido venido a más, siempre necesitado de órdenes para operar a largo plazo, en nada parecido a un estadista, más bien un administrativo de “la marca España”, un defensor del euro, en pocas palabras... un “mandao” no se sabe muy bien de quién. En cualquier caso, no un patriota estadista, y si aún dudan, recuerden aquel “mañana tengo el coñazo del desfile... en fin, un plan apasionante” que dijera en 2008. Exquisito.
Y he aquí que los secesionistas han olido los palominos, animándose a provocar la bajada de pantalones de Rajoy, el desfallecimiento de su ejecutivo y la caída de una monarquía en horas bajas de popularidad, todo junto y sin anestesia.
Comentarios
Por Nuria Martínez-Viademont 2012-10-28 11:56:00
Sr. Cifú, tiene Vd. toda la razón. Se puede argumentar más alto, más claro, imposible. Chapeau!!
Por cocinero 2012-10-27 12:47:00
Esto es un batiburrillo sin mucho orden en el que se mezclan algunos juicios atinados, los menos, exageraciones varias desconectadas de la más elemental realidad, y simples sueños o delirios del comentarista que jamás se cumplirán. En definitiva un brebaje de muy difícil digestión.
Por Sochantre 2012-10-26 20:40:00
Nada que comentar sino lo claro que lo tiene y lo expresa el sr. Cifu. Muy triste y lamentable pero degraciadamente muy real.
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