Decía un amigo nuestro, ya fallecido, que prefería saber, tener y poder, antes que el manido salud, dinero y amor. Y creemos que no le faltaba razón, sobre todo, por el “saber”.

  Precisamente el “saber” es de lo que carece  este gobierno, ya que el tener y el poder no les falta. Y precisamente también por esa carencia del “saber”, es por lo que España está actualmente como está: un país arruinado económica y moralmente.

  Este socialismo zapateril ha suministrado al “pueblo soberano” una nueva moral y una nueva religión que nada tienen que ver las verdaderas, suministro que se ha presentado envuelto, escoltado, adornado y vendido con auténticas baratijas ideológicas.

  Este inepto inquilino de la Moncloa, y su complexo, ha hecho del partido un “eje absoluto”, que diría John Ralston que, como ya sabrán, ha denunciado las terribles dictaduras que existen bajo apariencias democráticas.

  Alrededor de este eje giran casi todos los medios de comunicación. No hay nada más que ver su coalescencia con el gobierno. No importa que se digan palabras vacías, insultos. Tampoco importa que se enrede a la gente con ideas dogmáticas, utópicas y trasnochadas, transmitiendo con gran angurria que sólo ellos pueden arreglar las cosas, a la vez que se difunden todo tipo de mentiras, ya que la verdad es un producto al que se le desprecia.  Nada les importa.

  Pero detrás de todo, detrás de su inquebrantable fe “democrática” y de su “moral cívica” que puede verse, por ejemplo en la asignatura “EpC”, está el poder y el tener, o más exactamente, el poder y el dinero, al que aman por mucho que critiquen al capitalismo.

  ¡Pobre pueblo soberano que vota a estos cenutrios y además paga para que le engañen¡.

  Además transmiten que lo primero es ser socialista, radical, separatista, nacionalista o lo que sea, antes de ser español. El vocablo Patria no existe. ¡Pobre de ti si se te ocurre ensalzarla, quererla o adorarla!. Hay que “adorar” otras cosas. Y una de ellas es el Estado. Ya lo decía Santo Tomás de Aquino: el que no adora a Dios, adora forzosamente otra cosa.

  Ante estas próximas elecciones del 22-M, se está viendo una cosa muy curiosa, sobre todo en partidos de nueva creación, que están en manos de “politiqueros” más bien que de políticos: éstos exigen que se les guarde una total y absoluta lealtad. Se ve en los pasquines y en carnaval electoral que siempre se monta muy “ad hoc”.

  Y es que, claro, la “democracia” del tener y el poder, excluido el saber, es muy diferente a la democracia aristotélica. Y esta diferencia es la de haber lavado el cerebro del pueblo soberano con ideologías que, en vez de hablar de fines, hablan de medios, ideologías que han sido las encargadas de dividir a las sociedades y que han traido, como ya está sobradamente demostrado, guerras y más guerras.

  Esta división es curiosísima. Un ejemplo: un comunista español tiene por enemigo a un cristiano de la misma nacionalidad, pero sin embargo tiene por amigo y hermano a un comunista norcoreano, cubano o de la antigua URSS. Del chino ya no se siente tan amigo porque allí hay propiedad privada, oiga.