Cuando me disponía a poner un título adecuado al presente artículo, releyendo prensa, me encontré con la opinión de Alfonso Guerra que transcribo literalmente al principio y por la que veo que, en cierto modo, coincidimos. Consideremos pues esta coincidencia, como "variaciones sobre el mismo tema".

Vista la situación política actual, es mi modesta opinión que España está siendo tratada como un juguete pero no solo por parte de PSOE y ERC, hoy más protagonistas, sino por todos los partidos que están debatiendo algo tan serio y transcendente como es su gobernabilidad y que, en general, están anteponiendo su interés particular o mejor llamado, su capricho, al inexcusable deber de buscar el bien de todos los ciudadanos sean del color que sean y piensen de la forma que piensen.

Aunque para mi modo de entender, la culpa de esta grotesca situación que vivimos está muy generalizada y es fiel reflejo del nivel o talla de nuestros políticos actuales, hay entre ellos un personaje que supera a todos, creyéndose depositario, en exclusiva, de un poder inamovible que de ninguna manera debe abandonar ya que, encantado de conocerse a sí mismo, se supone poseedor de todas las cualidades necesarias para manejar firmemente los destinos  de su patria que también por cierto, es la nuestra y la de muchos ciudadanos a los que él y sus compañías han perdido alegremente y con excesiva ligereza, el debido respeto. Me estoy refiriendo a nuestro eminente copista doctorín Sánchez, especialista en fraudes y "defraudes" que no cabe duda está conduciendo a España hacia un incierto abismo del que más incierta aún será la forma de salir.

No es mi deseo entrar a debatir sobre la culpa que de esta situación también la tiene, en parte, no sé si grande o pequeña, nuestra actual ley electoral que permite poner en manos de minorías poco representativas un enorme poder en decisiones que afectan a la totalidad ciudadana, pero viendo por esa razón, cuáles son esas manos en que está hoy día debatiéndose la formación del futuro gobierno de España, el temor, temblor y hasta el horror y terror, se hacen protagonistas de cualquier estado de ánimo por placentero que sea en la actualidad a pesar de los pesares.

Todo lo expuesto, revolviendo en la memoria y releyendo pasajes, me hace traer a colación alguna de las ideas que bastantes años ha, expresaba nuestro filósofo D. José Ortega y Gasset con la advertencia de que no me creo ningún especialista, estudioso o profundo conocedor de su obra de la que me reconozco y considero sencillamente como un  humilde lector; simplemente intentaré reproducir, como digo, alguna de esas ideas escritas para tratar de ver lo actuales que resultan en estos tiempos que nos ha tocado vivir. Tampoco es mi intención exponer como dogma de fe sus opiniones. Apunto solamente a hacer notar que la historia se repite para nuestra desgracia.

Teniendo en cuenta el pensamiento elitista del filósofo, no exento de unos toques de chulería y habida cuenta también de que al referirse a "masa" no se refiere a la clase obrera sino al "hombre promedio" al que, en cierto modo desprecia o lo cree incapaz, transcribo literalmente alguna de sus opiniones, extraídas de sus obras: "España invertebrada" y "La rebelión de las masas".

"...la historia, el progreso, se llevan a cabo por el trabajo de las minorías. Si va a haber una renovación, entonces, ésta debe ser hecha por los mejores..."

"...El liberalismo es el llamamiento más noble que resonó en el mundo, coexiste con el adversario, lo acepta..."

Estudiando la descomposición de las naciones, expone su pensamiento en cuanto a "la desarticulación de España, por el efecto de los separatismos y regionalismos como parte del proceso de desintegración..." y sigue manteniendo que "las periferias no deben negar el centro..."

Afirma que "...las masas van ocupando el lugar de las élites: restaurantes, teatros- así dice con su chulería habitual- y lo peor será que los miembros de esas masas lleguen a alcanzar lugar en política y por ello, tomar decisiones".

Apunta tanto a "la falta como a la necesidad de una minoría dirigente ilustrada, capaz de tomar decisiones firmes y eficaces pues las masas no deben liderar la sociedad."

En fin, más muestras abundarían pero con las expuestas queda reflejado su parecer sobre la enorme seriedad que requiere el manejo de una nación y, particularmente sobre la categoría que han de tener sus líderes, lejos de todo capricho, juego o veleidad con que vuelvo a repetir, nos están "deleitando" nuestros actuales políticos, ("hombres y mujeres promedio"), haciendo gala de su escasísima valía, adornada con una ignorancia tan grande como su ambición y falta del más elemental rigor lo que no hace más que envenenar un ambiente plagado de contradicciones.

Ojalá las circunstancias y el cariz que van tomando los acontecimientos no nos lleven a pensar que "otros vendrán que bueno me harán" porque superar la situación actual hacia peor, parece algo realmente imposible.

Francisco Alonso-Graña del Valle