Miercoles, 27 de noviembre de 2024
Gobiernos de minorías
Traca hipotecaria en AndalucíaLa dictadura de los perdedores
He aquí la palabra mágica: pactos. Gracias a los pactos, muchas veces evidentemente, "contra natura", las listas más votadas son doblegadas y reducidas en la realidad a la nada, en cuanto a poder de decisión y mandato y resultando, por consecuencia, unas formaciones de gobiernos que nacen con una importante hipoteca que debe ser amortizada implacablemente.
Esto constituye una injusticia total y manifiesta y un fraude para la ciudadanía, tanto votante como no votante, por ahora, inevitable. Recordemos los tiempos en que el gobierno de la nación estaba en manos de CiU o PNV o CiU más PNV.
Estos días, en Andalucía, hemos asistido a una toma de de decisiones esperpénticas, políticamente hablando, forzadas por los pactos, pero esta vez, a causa de diferencias entre las minorías perdedoras que se habían confabulado para arrebatar el poder al partido más votado y, por tanto, ganador. Recordemos el Parlamento andaluz resultante en Marzo: PP, 50 escaños; PSOE, 47 escaños; IU, 12 escaños.
Pues bien, la maldita gracia es que, al final, se ha demostrado que quien manda en Andalucía es, entre las minorías perdedoras, la minoría menor, en este caso muy menor, valga esta especie de juego real e, incluso, semántico.
No quisiera tener que personalizar pues parece que la tomo con las señoras, cosa totalmente ajena a mi voluntad, pero es que, últimamente, nuestras damas, están siendo las protagonistas de episodios realmente desgraciados y no tengo más remedio que dar nombres.
La luminosa figura de Susana Díaz que había irrumpido brillantemente en el panorama político andaluz e incluso nacional, hasta el punto de ser considerada como la sucesora de Alfredo P. Rubalcaba y regeneradora del PSOE, ha tenido que vivir estos días, para su desgracia, una lamentable experiencia que puede repercutir sensiblemente en su futuro político, tan esperanzador a la par que triunfante y glorioso.
Llena ella de un enérgico ardor justiciero, digno de mejor causa y, desde su "puesto de mando" presidencial, ha querido sentar un precedente de autoridad, enmendando radicalmente la plana a su compañera de gobierno Elena Cortés, consejera de Fomento y Vivienda con todo el poder que, teóricamente, emana de su antedicha posición, retirando las competencias a la Consejería que dirige esta última, a causa de la flagrante ilegalidad cometida en la entrega de llaves de viviendas de forma clamorosamente irregular (no entramos en detalles por considerarlos de sobra conocidos).
Ha sido nuestra Susana más que casta, idealista y más que idealista, ingenua, pues tras este arranque impetuoso de de poderío justiciero, ha caído sobre ella todo el peso de la triste realidad y su novel entusiasmo ha sufrido un tremendo y desgarrador golpe por parte de lo políticamente establecido y correcto, que establece un muro infranqueable entre sus deseos y la puesta en práctica de esos deseos.
Ha sido una víctima inocente pero ¿a quién se le ocurre una decisión como la que adoptó? ¿No conoce las reglas del juego? Aproximadamente en horas veinticuatro se ha visto obligada a pasar del decreto al contradecreto y aceptar el "aquí no pasó nada". Así es el establishment.
Para final, quiero dirigirme a nuestra heroína decretista: Permite que te hable desde la experiencia observatoria de un un votante añejo ¡Ay Susana! Tienes que ir aprendiendo. Presides un gobierno hipotecado. Has puesto en peligro tu carrera. Menos mal que, de una forma u otra y, siguiendo también las reglas del juego, el día de mañana, más o menos próximo tienes asegurado ya un puesto en el Senado, en el Parlamento Europeo o en cualquier empresa o banco de esos reservados al dorado retiro de nuestros políticos. Estás en la rueda de los privilegiados. Tus grandes méritos ya dan para eso.
Pero escucha o lee bien: Te doy un consejo práctico en cuanto a la técnica del empleo del puñetazo sobre la mesa: Levanta el puño bien alto, mira a derecha, frente e izquierda mientras tu brazo desciende con decisión hacia su objetivo y, si observas rostros con gesto poco complacido e incluso hostil, cuando tu puño esté a punto de impactar con la mesa, roza suavemente su superficie vuelve a elevarlo con gesto suave, no exento de decisión e incluso majestuosidad y cuando vuelva a alcanzar la elevada posición primera, deténlo ostensiblemente, estira el brazo lo más posible e inicia con la mejor voz de que dispongas para el momento, el canto siguiente que sin duda conoces a la perfección: ?Agrupémonos todos en la lucha final? etc. etc.? Te puedo asegurar que tanto el efecto como el resultado serán de un éxito sorprendente y completo. Has puesto en práctica lo que aquí en mi tierra, cuando yo era bastante más joven llamábamos: ?la jugada l´engañu?.
Y ya en serio, para terminar, te diré: eres muy joven, tienes tiempo a rectificar pero permíteme un consejo: si te armas de la hipocresía necesaria al uso, podrás seguir todavía en primer plano político, pero recuerda quién manda, joven promesa. Concéntrate y reflexiona; lo verás muy claro y cristalino: Repito ¿Quién manda? Pues como en tantas vidas españolas ¡¡la hipoteca, Susy, la hipoteca!!
Francisco Alonso-Graña del Valle
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