Sabado, 23 de noviembre de 2024
Las Diputaciones no, Sr. Rubalcaba, las Autonomías
¡Vivan las Diputaciones!
La última ocurrencia de Rubalcaba es la suprimir las Diputaciones Provinciales, así de un plumazo cargarse la organización administrativa española vigente desde 1833. La excusa para cargarse unas instituciones que llevan funcionando casi 180 años es la del ahorro, pero lo gracioso, es que lo que el candidato sozialista prevé ahorrar con dicha medida, son mil milloncejos de euros, cantidad que le dura menos a un sozialista que una bolsa de chuches a la puerta de un colegio (siempre que antes no te detenga la policía por órdenes de la Ministro de Sanidad).
Tiene gracia que los sozialistas se preocupen tanto por el coste de los servicios que prestan las Diputaciones Provinciales a los pequeños municipios y aldeas de nuestra querida España y sin embargo se dediquen a expoliar las arcas públicas en beneficio de sus amigos los sindicatos (de empleados y de empresarios), los homosexuales militantes, los fundamentalistas laicos, los separatistas antiespañoles, los desenterradores de fosas, los directores de películas que nadie quiere ver y demás parásitos de los Presupuestos Generales del Estado. La cuestión es todavía más dolorosa al comprobar cómo, en estos últimos meses que les quedan, han acelerado el ritmo de concesión de tales subvenciones a sus amigos y que son un caso claro de desfalco, malversación de caudales públicos y alzamiento de bienes. Su misión, vaciar los cajones y repartirse la tajada entre sus amiguitos antes de que les echemos. Y si para ello hace falta más dinero, pues nada, se incrementan los pagos a cuenta de las grandes empresas y cuando llegue Marianín, pues que se las arregle.
Pero no nos disipemos y volvamos al tema del artículo de hoy. El argumento del ahorro en estos tiempos de crisis puede que cale en algún incauto bienintencionado. Por ello, hay que denunciar la importantísima gravedad que dicha medida en realidad implica. Lo realmente preocupante no es si se ahorran unos millones o no (pues hay muchos otros sitios de donde ahorrarlos), sino en las consecuencias que desmontar una organización territorial (las Diputaciones Provinciales) que constituyen un elemento cohesionador de la unidad nacional y un freno al separatismo y al incremento de poder de las instituciones que están poniendo en peligro la unidad de España: las Comunidades Autónomas.
Cargarse las Diputaciones Provinciales es potenciar las Comunidades Autónomas que, de esta manera, acumularían más poder, más competencias y más recursos que irían destinadas a la construcción y reforzamiento de la neo-identidad regional en detrimento de las naturales afinidades locales, más apegadas al terreno. Eliminar las Diputaciones Provinciales indefectiblemente producirá una anulación o al menos debilitamiento de las personalidades provinciales, produciendo una uniformización de las provincias y comarcas a imagen del estereotipo que oficialmente marque el gobierno autonómico.
Hoy en día, las Diputaciones Provinciales son un contrapoder, débil, pero contrapoder al fin y al cabo, al rodillo uniformizador de las Comunidades Autónomas y al centralismo de la capital regional o de la provincia dominante. Ninguna Diputación Provincial, ninguna Comunidad Autónoma uniprovincial, tiene ínfulas separatistas, pues no son viables económica ni políticamente. El peligro para la supervivencia de España está en las Comunidades Autónomas pluriprovinciales gobernadas por políticos cuyo único fin es destruir España, no nos engañemos. Frente a esta amenaza, una de las pocas armas que nos queda es la de la rivalidad provincial, apelar a los localismos intraautonómicos. La desconfianza de Málaga o Cádiz frente al centralismo de Sevilla o la de Lérida y Tarragona respecto del de Barcelona, Álava frente al de Vizcaya. Sí, quizá sea apelar a los sentimientos más bajos del hombre, sembrar la cizaña, la rivalidad y el egoísmo, el divide y vencerás, pero cuando se trata de la supervivencia de España, ésto -y mucho más- es bienvenido.
Así que si el Sr. Rubalcaba quiere ahorrar con nuestro modelo territorial, ahí va mi propuesta: elimine las Comunidades Autónomas.
Columnistas
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