Sabado, 23 de noviembre de 2024

Bajo la mirada de los pretorianos

Y sin opción a premio

                       A veces casi sorprende la poca repercusión (¿intencionada?) de determinadas noticias, cuyo alcance se nos escapa a primera vista.    

      Recuerdo una canción de aquel entrañable y tímido cantautor, el tristemente desaparecido Joan Baptista Humet, que decía así: “Sólo soy un ser humano, vivo en paz, como de lo que gano, y sólo aspiro a ciudadano. Sólo soy un ser humano, no me aprietes tanto que me haces daño…”  

        Así –es evidente- estamos ahora. Presionados. En todos los órdenes. Pero lo único que nos faltaba ya es que –para tocarnos más las saturadas narices- el Gobierno Municipal nos meta de cabeza, sin pedir nuestro consentimiento ni consultarnos, en Gran Hermano; o, para disfrazarlo con glamour, en una especie de “Vestusta`s Big Brother”.  

        Me refiero a la noticia aparecida hace unos días en un diario sobre la instalación de multitud de cámaras en la capital. Sólo con mirar las diferentes ubicaciones de dichas cámaras (calles Caveda, Covadonga/San Bernabé, Manuel Pedregal/Fray Ceferino, Campoamor/Fray Ceferino, Oscura, Carpio, Magdalena, Jovellanos, San Vicente, Mendizábal, Fruela, Rosal/Suárez de la Riva…¡Por fin se lo que es el cerco a Oviedo!) se hace evidente que cualquier ciudadano medio que pasee por Oviedo, o se dirija a su trabajo, o realice éste por las calles, o se reúna con sus amigos para tomar un café, será captado en uno u otro momento por varias de las cámaras. De hecho, para espeluznarnos más, un alto cargo de la Policía Municipal hablaba –otro día, en el mismo diario- de “videovigilancia”. Y –en efecto- días después nos sueltan otra píldora: la instalación de 7 cámaras de videovigilancia, para la seguridad: en la Plaza del Ayuntamiento, en el Fontán, en la Plaza Daoiz y Velarde, en la Pza. de la Catedral, en Río Sella, en Trascorrales y delante del Campoamor. Más dos que han sido vistas en Cimadevilla y el Campo de San Francisco.    

      De este modo, nos vigilarán 35 cámaras de tráfico (a través de las cuales todo internauta podrá ver nuestras calles), 15 de zonas peatonales y 7 u 8 directamente de pura y dura videovigilancia.          ¿15 de zonas peatonales? No. En otro periódico de fecha 13 de Enero, se hace evidente que la finalidad de dichas cámaras no es la que pretenden creamos: van a eliminar la cámara situada en Manuel Pedregal para sustituirla por un bolardo móvil (oséa, por esa solución mucho más sencilla, más barata, más utilizada por otras ciudades y menos agresiva y totalitaria).     

     ¿Por qué esa diferenciación, esa distinción, esa eliminación concreta si las cámaras son sólo para lo que dicen?   

       Todos sabemos lo que hay en Manuel Pedregal. Y ahora todos sabemos que las cámaras no son sólo para grabar las matrículas.

          Y, desde luego, ya sabíamos pero nos confirman ahora, que hay una casta que –en su autodeclarada superioridad- no tiene que soportar ser grabada; que las cámaras enfocando portales son sólo para nosotros, “los súbditos”, la chusma. Esos que vivimos aquí “de prestao”.    

      Porque si de prevención y seguridad se trata, que pongan las cámaras en los portales y despachos de los que aprueban contratos de suministro o de los que deciden sobre planificación urbanística o manejan fondos públicos… Y que nos dejen tranquilos a los que sólo queremos vivir en paz.    

      Tienen nuestros domicilios, nuestros DNI, las matriculas de nuestros coches, muchas de nuestras cuentas bancarias…

          Y ahora van a saber a dónde vamos, cuándo y con quién.

          No se a ustedes, pero a mi no me gusta.   

       Y no es que vaya a asaltar ningún banco, ni a dar un puntapié al perrín de la esquina. Ni tampoco a cometer –espero- ningún acto delictivo, o inmoral o reprobable por las calles´     

     Pero no me gusta que nadie vea y grabe por donde paso, a donde voy, con quien me río, con quien voy de la mano, a que hora me dirijo a mi domicilio, que marca de papel higiénico compro en el Alimerka y que compañías frecuento.     

     Ya nadie podrá despedirse con un beso en el portal, salvo que no le importe que 18 ojos examinen su pericia, ni reunirse libremente con quien le de la gana sin que le cuelguen una etiqueta. Ni saludar tranquilamente a otro sin pensar “¿Este estará en la lista negra?” (Imagino esquinas y portales saturados de políticos escabulléndose de Alvarez-Cascos)…

         No me gusta. No me gusta la sensación de un ojo mirándolo y grabándolo todo. Como queriendo emular a Dios. Pero sin Su Bondad ni Su Justicia.

         La verdad es que no se nos ha dado ninguna información sobre el asunto. ¿Han dado cuentas a alguien? ¿Nos han consultado antes de cercarnos con cámaras agrediendo nuestra intimidad y robando nuestra imagen?   

       Sólo se nos dice, mejor dicho, nos dice el periódico “del régimen”, que las cámaras tienen como finalidad grabar las matrículas de los coches… ¿Sólo? Bueno, también los datos que se dan exclusivamente –sólo- a efectos del I.B.I. fueron utilizados en su día por el equipo de gobierno municipal para cruzarlos con los DNI de los firmantes de un escrito de protesta y ver cuáles eran y cuáles no ciudadanos de Oviedo (encima con el error de creer que todos los ciudadanos de Oviedo son propietarios de un piso, o que si son cinco de familia los cinco pagan el I.B.I. por el mismo piso). No hay más que tirar de hemeroteca. Esas son las manos en las que estamos.

          Nos dirán también que las imágenes se destruirán en equis días. Y voy yo y… no me lo creo. Quizás un porcentaje de imágenes si. Pero no todas. Hay gente concreta cuyas imágenes presumo no serán destruidas. Volvamos a la hemeroteca. ¿O es que nadie recuerda ya cuando –aquella vez con una cámara “autónoma”- se siguió (siempre según los periódicos) a Dña. Cuca Marcos Vallaure? (Y no creo que fuera para ver la matrícula de su coche por si entraba en zona peatonal).  

        Hay gente con una cruz al lado de su nombre. Y puede tocarnos a cualquiera, por las más diversas y peregrinas razones.          Oviedo rezuma ya una creciente sensación de agobio. El ciudadano está demasiado presionado, demasiado saturado de máquinas limpiadoras, demasiado en un escaparate. Es como si viviéramos de prestado en los territorios de alguien. Fastidiosos súbditos.    

      Y ahora, encima, nos meten de cabeza en este Big Brother. Y no dicen nada sobre el premio. Y lo pero: no sabemos cuando conectamos con la Milá. ¿Los jueves? ¿El domingo? ¿No conectamos? Entonces ¿Quién va a ver nuestras imágenes? Señoras, a partir de ahora hay que salir a la calle perfectamente peluquereadas. Señores, idem del lienzo. Que nadie baje la basura con la camiseta de andar por casa. Porque no sabemos cuando hay conexión en  directo con el plató. Porque no sabemos quien nos está mirando. Ni a dónde van la imágenes. Ni quién las archiva ni por cuanto tiempo. Ni parece que tengamos derecho a esa información.    

      Pero este impuesto “Vestusta´s Big Brother” tiene un resquicio. Hay un derecho que no pueden quitarnos. Porque, como no hay premio como en el de Guadalix de la Sierra, tampoco hay penalización por no permanecer. Simplemente: que podemos irnos.

          Sí, ¡Que sensación de libertad! Me voy. Yo no se Vds pero yo me voy abandono el “reality”. Quizá rumbo a Guadalix, donde te graban menos y encima tienes opción a un  premio, o rumbo a cualquier lugar donde no esté en régimen de libertad vigilada. Me voy. Me voy de Oviedo y sin pena. Sin pena porque Oviedo hace mucho que se fue. Empezó a irse poquito a poquito, cuando levantaron las ancianas piedras de la acera de la Facultad de Derecho, sustituyéndolas por piedra muerta y sin historia, continuó yéndose cuando dejaron caerse el Fontán para sustituirlo por el actual decorado de cartón-piedra (en el que subsiste, inmutable, preciosa, como permanente recuerdo de lo que el Fontán fue, Casa Ramón). Ya no existe el Marchica, ni el Cabo Peñas, ni el Manantial, ni La Perla. Ya no existe aquella belleza inesperada de la casa de Concha Heres, ni la poesía de las despedidas a pie de tren en la Estación del Norte.    

      Ahora sólo hay un decorado –limpísimo, eso sí- sin ningún carácter ni ninguna historia. Y dentro de poco, con la nueva planificación urbanística que perpetran, no habrá edificio alguno con  protección, no será necesario conservar ninguna fachada. Lo que se conserva es la especulación.     

     Patente de corso a según que constructores. Es la venta de Oviedo por trozos…   

       Sí, ¡Que sensación de aire puro!, me voy. Abandono el decorado antes de que se vayan cayendo uno a uno los centenarios árboles del Campo, pues es la evidente e inevitable consecuencia de la venta de la calle Uria y la excavación de su subsuelo. Ya no habrá Campo. Ni Uria. Sólo otra losa.     

     ¿Habrá un pico de audiencia en las cámaras cuando los álamos del entonces asesinado Paseo sean sustituidos por magnolios?

         ¿A dónde irán las miradas y suspiros de todos aquellos que se cruzaban en sus paseos sobre el mosaico de la alameda?

         Oviedo empezó a irse hace ya tiempo. Y sólo queda la esperanza de que sea verdad aquello de “con la Iglesia hemos topado”. Porque sino mucho me temo que –cuando de aquí a poco ya no que nada distintivo de nuestra ciudad- las fauces devoradoras fijarán sus ojos en la Catedral y su entorno.  

        Y sólo espero que cuando nos acerquemos a Oviedo desde nuestros futuros hogares (esos de los que podremos entrar y salir sin ser grabados, cuando queramos y con quien queramos, sin sentir un ojo clavado en la nuca), la Catedral permanezca inmutable, con su plaza delante, con la misma fuente. Desafiante sobre las ruinas de lo que Oviedo fue, como diciendo: “Ya ves. Todo pasa. He durado más que las cámaras”.                      


Comentarios

Por LBQ 2011-03-02 12:04:00

Se nos había olvidado: también hay que poner cámaras en las salas donde se celebras los plenos de ciertos ayuntamientos, para saber "donde está Wally".


Por LBQ 2011-03-01 22:27:00

Donde hay que poner cámaras es en muchos despachos y "ministerinos" para ver contratos, firmas, adjudicadores y adjudicatarios.


Por Nuria Martínez-Viademont 2011-03-01 12:32:00

¡¡Felicidades Samarkanda!! Muy bueno su artículo y sus reflexiones que desde luego, comparto. Y como nos leen y nos siguen, decirles desde aqui que por lo que a mi respecta, dado que discurro con el coche de San Fernando o en transporte público, como se utilice por ellos o a través de ellos alguna imágen que capten de mi persona, no sólo tomaré las medidas legales pertinentes (pese a los muchos escollos que encontraré en el derecho a proteger mi intimidad e imagen en los tribunales) sino que convocaré una ginkana (creo que se dice así) para que todos los ciudadanos, cámara en ristre, nos dediquemos en espacios públicos o abiertos al público, a captar las imagenes de quienes han dado la orden y participado en esta majadería. Ganará el que capte más imagenes y de mayor interés público. ¿Qué te parece? Un saludo.


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