Rusesabagina había intentado trasladar su juicio a Bélgica, país al que llegó en 1996 para pedir asilo, y a lo largo del proceso ha esgrimido que no es ciudadano ruandés, pero finalmente ha sido condenado este lunes a 25 años de cárcel por terrorismo.
La ministra de Exteriores belga, Sophie Wilmès, ha puesto en duda que se haya respetado el derecho a la defensa del acusado. "La presunción de inocencia tampoco se ha respetado", ha lamentado, en un comunicado en el que ha adelantado que se reunirá con su homólogo ruandés, Vincent Biruta, aprovechando la asistencia de ambos a la Asamblea General de la ONU.
Asimismo, ha confirmado que las autoridades de Bélgica siguen "en contacto estrecho" con Rusesabagina, a quien las autoridades ruandesas han recriminado principalmente su papel al frente del Movimiento Ruandés para el Cambio Democrático (MRDC), brazo político del grupo rebelde Frente de Liberación Nacional (FLN).
También Estados Unidos se ha mostrado "preocupado" por la condena, al considerar que "la supuesta falta de garantías de un juicio justo pone en duda la imparcialidad del veredicto". En un comunicado el portavoz de Departamento de Estado, Ned Price, ha indicado que están preocupados por "las objeciones planteadas por Rusesabagina".
"Hemos subrayado sistemáticamente la importancia de que se respeten todas las protecciones legales aplicables a lo largo de este proceso y hemos expresado nuestra preocupación por el hecho de que estas protecciones no se hayan abordado de manera imparcial y coherente con los compromisos internacionales de Ruanda", ha agregado en el escrito Price.
Desde Washington han aludido a "la falta de acceso confidencial" de Rusesabagina y las "trabas a sus abogados y documentos pertinentes del caso", así como su "falta inicial a un abogado".
"Instamos al Gobierno de Ruanda a que tome medidas para examinar estas deficiencias en el caso de Rusesabagina y establezca salvaguardias para evitar resultados similares en el futuro", ha pedido Price.
Rusesabagina es mundialmente conocido después de que su historia quedara recogida en la película 'Hotel Ruanda'. Como gerente en funciones del hotel Mille Collines, en Kigali, consiguió proteger dentro del establecimiento a más de 1.200 tutsis y hutus moderados durante el genocidio de 1994 --en el que fueron masacrados cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados-- aprovechando sus contactos.