Jueves, 10 de julio de 2025
El padre de Leopoldo López cree que su hijo seguirá en prisión y apela a "la calle" para echar a Maduro
Más de un 70% de los venezolanos quiere que Maduro concluya su mandato antes de 2019, segun encuesta
De las opciones que prevé la Constitución para ello, el 29 por ciento apoya que se convoque un referéndum revocatorio, el 14 por ciento opta por una asamblea constituyente, mientras que el 14 por ciento prefiere un "gobierno de unidad nacional".
Por su parte, la renuncia del mandatario cuenta con 13 por ciento de respaldo y una intervención de los militares sería apoya por apenas el 2 por ciento de los encuestados.
Pese a estos datos, Maduro sigue siendo el líder 'chavista' mejor evaluado, con un 19 por ciento de apoyos, lejos del vicepresidente Aristóbulo Istúriz, con 2 por ciento, y el diputado Diosdado Cabello, con un 1 por ciento.
En cuanto al bando opositor, el dirigente del partido Voluntad Popular Leopoldo López, encarcelado desde febrero de 2014, cuenta con un 18 por ciento de apoyo, seguido del empresario Lorenzo Mendoza (10 por ciento), los gobernadores Henry Falcón (9 por ciento) y Henrique Capriles (7 por ciento), y el presidente de la Asamblea Nacional, Ramos Allup (6 por ciento).
Asimismo, el 54 por ciento de los encuestados considera que "las primeras acciones de la nueva Asamblea Nacional (de mayoría opositora) no cubren las expectativas que tenían cuando votaron el 6 de diciembre pasado".
La encuesta ha sido realizada a 1.196 personas y tiene un margen de error del 2,8 por ciento.
El padre del líder opositor venezolano Leopoldo López se ha mostrado "menos optimista" que su hijo, quien confía en que saldrá "pronto" de la cárcel militar en la que lleva dos años, y ha considerado que la única posibilidad de lograrlo es que "la calle" ejerza la presión suficiente para propiciar la caída del Gobierno de Nicolás Maduro.
López ha celebrado recientemente su segundo aniversario en la prisión de Ramo Verde, donde, según ha relatado en primera persona en una serie de escritos recogidos por Península Ediciones en el libro 'Preso pero libre', ha sufrido todo tipo de vejaciones.
El líder de Voluntad Popular, condenado a casi 14 años de privación de libertad, está convencido de que "pronto" será liberado, en medio del debate parlamentario de la Ley de Amnistía, y de que "la dictadura tiene las horas contadas".
"Yo siempre he tratado de tener una visión más realista", ha dicho su padre, Leopoldo Ernesto López Gil. "No lo veo, pienso que va a ser duro el tiempo que le queda (en prisión) y que vamos a tener que seguir luchando", ha lamentado, en una entrevista concedida a Europa Press.
López Gil ha explicado que será "muy difícil" que su hijo abandone Ramo Verde "porque la situación de este Gobierno es muy crítica y tener a Leopoldo en libertad sería tener a un líder opositor muy fuerte en libertad, y no está en condiciones de permitir eso".
Interrogado sobre la oportunidad que brinda el proyecto de Ley de Amnistía, se ha mostrado escéptico porque "el Ejecutivo tiene que revisarla y puede mandarla al Tribunal Supremo de Justicia, que puede llegar a la conclusión de que no es constitucional y vetarla". "Esa experiencia ya la hemos tenido en distintas leyes", ha recordado.
Para López Gil, la única alternativa es "la calle". "La Asamblea Nacional tiene que hacer su papel pero la población tiene que ir a manifestar su descontento y su fuerza" "Solo con el pronunciamiento de la Asamblea Nacional no va a ser suficiente, se necesita algo más duro, mucho más duro", ha insistido.
El padre del líder opositor se ha mostrado consciente de que, "una vez que los venezolanos salgan a la calle va a ser muy difícil controlarlos", dando lugar a una situación similar a la vivida durante las protestas opositoras de 2014, que se saldaron con 43 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos, incluido su hijo.
"El Gobierno está clamando por una segunda salida muy violenta", ha afirmado, al tiempo que ha subrayado que "los que causaron las muertes fueron quienes tenían las armas, que eran los guardias nacionales", si bien "hoy los militares no responderían como lo hicieron en 2014 porque, al igual que cualquier ciudadanos, tienen que estar pasándola mal".
López Gil ha apuntado como potencial detonante de las protestas populares la situación de crisis que sufre Venezuela a nivel económico y social, que ha llevado a un desabastecimiento casi total de los productos básicos, incluidos alimentos y medicinas.
"Este fin de semana tuvimos noticias de que más de cuatro supermercados fueron saqueados. Hemos visto robos tan curiosos como que en una pollería, que no vende otra cosa más que pollos, entraron unos hombres armados y no fue para robar a los clientes ni la caja, fue para robar 50 pollos", ha contado.
La escasez se traduce en "un desajuste grande" de los precios. "A alguien que ha vivido en una modernidad relativa no le cabe en la cabeza que haya un Gobierno que permita un 600 por ciento de inflación. Ese es el castigo más grande que se le puede dar a un pueblo. Cuando llegas a comprar resulta que no te alcanza para nada", ha enfatizado.
A ello se suma la inseguridad reinante en Venezuela, especialmente en Caracas. "El año pasado hubo registrados más o menos 28.000 muertos por homicidio en una población de 28 millones de habitantes, comparativamente es una guerra lo que tenemos", ha añadido.
Así las cosas, López Gil cree que la respuesta lógica de los venezolanos es que "salgan a la calle todavía más indignados" que hace dos años. "Cuando la gente empieza a sentir hambre y a no encontrar cómo satisfacerla pueden surgir muchísimas cosas que no tenemos previstas", ha augurado.
"Para mí 2016 va a ser un año critico", ha sentenciado. López Gil calcula que "alrededor del mes de julio la situación del país va a ser tan crítica que se van a dar cambios", entre los que ha mencionado "la sustitución de Maduro".
López Gil ha advertido de que, a pesar de que el presidente venezolano se resiste a ceder el Palacio de Miraflores, "hay movimientos" dentro del 'chavismo' para propiciar su renuncia y dejar la vara de mando en manos del actual 'número dos' del gobernante PSUV, Diosdado Cabello. "Es la única forma de la que pueden mantenerse relativamente vivos", ha dicho.
El padre del disidente venezolano ha alertado en contra de estas intrigas. "Hay que tener cuidado porque, si nos ponen a Cabello, no hemos conseguido nada. El cambio tiene que ser mucho más fuerte (...) La expresión en la calle tiene que ser suficiente para forzar la salida del Gobierno", ha recalcado.
Hasta entonces, López Gil seguirá en España. Lleva aquí casi un año por el proceso judicial contra él y otra veintena de directivos de medios de comunicación venezolanos por hacerse eco de las informaciones que vinculan a Cabello con el narcotráfico.
Aunque su caso "es totalmente distinto" al de su hijo, no duda de que están relacionados. Al Gobierno "le vino muy cómodo poner presión adicional sobre nuestra familia y la disfrazó con otras familias que también están perseguidas", ha aseverado.
El pasado mes de octubre, su hija Diana denunció que había sufrido un intento de secuestro. "Fue una cosa muy desagradable y al final entendimos que no fue un secuestro como tal, sino un intento de lastimar su imagen", ha relatado.
López Gil ha confesado que "lo que más" le asusta "es lo que puedan hacer" con sus dos nietos, los hijos de Leopoldo López. "Son niños indefensos. Los adultos estamos dispuestos a correr riesgos, pero me dolería mucho que hicieran algo contra ellos", ha soslayado.
El padre del líder opositor ha aprovechado para expresar su agradecimiento al Gobierno español, que el pasado mes de diciembre le concedió la nacionalidad, junto a su mujer, Antonieta, por carta de naturaleza.
López Gil ha destacado que si Europa ha prestado atención a Venezuela ha sido porque "España se ha ocupado de llevar el caso a la UE". Además, ha valorado la actitud del presidente, Mariano Rajoy, que "se ha portado de forma extremadamente valiente porque sabía las antipatías y los problemas diplomáticos que esto le traía" y del ex presidente Felipe González, miembro del equipo jurídico de su hijo.
Ha revelado que, "personalmente", tiene "buenas relaciones" con PP, PSOE y Ciudadanos. "Al único que excluiría definitivamente de buenas relaciones es a Pablo Iglesias", ha confesado, indicando que no quiere ponerse en contacto con nadie de Podemos porque, además de "perder el tiempo", sería "darle la oportunidad de ponerse el escapulario ajeno de que ha colaborado en la libertad de Leopoldo".
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