Sabado, 23 de noviembre de 2024
Ante la próxima ley de la eutanasia
Un sonido animal totalmente humano
Él quería ir a casa de una pareja de amigos, e insistía emitiendo sonidos guturales, una y otra vez, una y otra vez. Respondía con mucho amor y con la paciencia de una santa, su madre, que le decía que esas personas no estaban en casa en esos momentos. Dado que el niño se ponía insoportable, la madre tuvo que llamarle la atención e, inmediatamente, el pobrecillo dejó de protestar.
Hace muchos años yo mismo pensaba que la vida de estos seres humanos era indigna de ser vivida: enfermos, raza degenerada, incapaz de moverse, leer, correr y Dios sabe cuántas cosas más que los demás consideramos normales. Creía que lo mejor era matarles en el vientre de su madre o, una vez nacidos, administrarles la eutanasia, haciendo así no sólo un favor a sus familiares, sino también a una sociedad que no tendría que entregarles ayudas, e incluso a ellos mismos, que ya no tendrían que arrastrarse por la vida como un escupitajo humano.
Fue también hace años que me di cuenta de que las personas que cuidan de estos niños dan una lección de amor al resto del mundo. Amor desinteresado en muchos casos en los que la situación del incapacitado impide que haya una reciprocidad. Y pensé: no se puede calificar de indigna una vida llena de amor, ya sea la del que da o la del que recibe amor. El amor y la vida son algo bueno, me lo dice mi intuición, mi naturaleza, mi alma... y el odio y la muerte algo malo, ¿acaso no es malo odiarles por no ser como yo? ¿Acaso no es malo querer matar a esos niños? Entonces ¿por qué elegir odiar y matar sabiendo que es malo?
La respuesta es que muchas veces creemos que lo malo es bueno, engañados bien por nuestros deseos de que no haya enfermos, bien por enloquecidos sofistas modernos cuyo mensaje de que una vida buena es sólo una vida de placer, es repetido hasta la saciedad por los medios de masas.
Entendí, finalmente, que los frutos del amor y de la vida no pueden identificarse con los frutos del odio y de la muerte, y que una sociedad será tanto mejor, cuantos más frutos del amor y de la vida recoja. La mentira, madre de la muerte, no engaña cuando se atiende la voz del alma, la voz de la conciencia.
Comentarios
Por Nuria Martínez-Viademont 2010-12-22 21:19:00
Toda persona que haya tenido el privilegio de tratar con niños con sindrome de Down, saben que mejor o peor educados, son la inocencia personificada, y que dan tanto o más amor que el que reciben muchas veces. Son niños que pueden llegar a ser genios en algunas facetas de la vida. En nuestro país, tenemos hasta un profesor universitario si no me equivoco, hay grandes concertistas, auténticos genios de las matemáticas, son niños que dependiendo del grado de deficiencia que tengan, pueden llegar a aprender y a tener una vida muy digna y plena. El único dolor que tienen los padres que los quieren, habiendo aumentado ahora tanto su esperanza de vida, es no tener la certeza de qué será de ellos cuando falten. El bebé de la foto, es una monada. Me alegra que haya cambiado su punto de vista. Un saludo.
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