Sabado, 23 de noviembre de 2024
el aprendizaje
Idiomas
En el aprendizaje de un idioma; y, por supuesto, en el proceso de su enseñanza, se ponen en acción cierta pericia y/o destrezas que, actuando conjuntamente y de modo armónico, van conformando una positiva base para su conocimiento.
Tales habilidades que, en lenguaje coloquial, se circunscriben: a la compresión y expresión, orales de "una" lengua; a la comprensión y expresión, escritas de "esa lengua"; tienen suma y determinante eficacia, hasta el punto de que sí una persona llega a comprender lo que se dice en "esa" lengua ,y, así mismo, a hablar en "esa" lengua; y, finalmente, es capaz de comunicarse por escrito en "esa" lengua; entonces, sin graduar los niveles de perfeccionamiento, puede estimarse que esa persona tiene conocimientos de "esa" lengua; aunque es evidente, que tal conocimiento será tanto más perfecto cuanto mayor cuidado se haya tenido, en la puesta en práctica, principalmente, de los elementos fonético-fonológicos; morfológico- sintácticos; y ¿cómo no?, los léxico-semánticos, a través de todo el proceso de aprendizaje.
Pero... es criterio de los más reconocidos filólogos que, el elemento fundamental y firme exponente del grado de conocimiento que una persona va teniendo de una lengua (extranjera) que esté estudiando; es la "pronunciación" y no solo en cuanto a la percepción auditiva, sino en la producción oral; para conseguir esa buena pronunciación (a la que se refiere Hockett- 1972-) en un idioma que, no sea la nativa, habrá que adoptar ciertos y nuevos hábitos articulatorios, musculares; y, sobre todo, neuronales ordenados por el cerebro; y, consiguientemente, abandonar la estructura psicológica de la lengua nativa; en este proceso; la fonética nos es de gran y necesaria ayuda.
A medida que la persona va dominando los mecanismos de: la fonética articulatoria (movimientos, posiciones de los diversos órganos articulatorios que, actúan en la producción de los sonidos); la fonética acústica (el producto de esas articulaciones y movimientos que configuran las señales acústicas, etc.); y, la fonética auditiva (los sonidos producidos desde la entrada en el oído externo hasta la interpretación lingüística etc; es entonces, cuando se da cuenta del camino, ya recorrido; y, del conocimiento que, ya posee, del nuevo idioma; y, es, entonces, también, cuando esta persona no dirige la atención a la expresión oral, sino al contenido; no a cómo se dice sino a lo que se dice.
Creo, y para terminar, que la persona que estudia una lengua "nueva" debe conversar y dialogar con su profesor no sobre las dificultades que se le pueden presentar, sino cómo resolver las dificultades que la pronunciación que un segundo idioma presenta.
También, la persona, ha de ser consciente de la diversidad de formas que el idioma o lengua adquiere en razón al medio en que se exprese (oral, escrito) y de las circunstancias sociales en las que se produzca (coloquial -formal etc.)
La evaluación final, solo tendrá sentido positivo; y, la íntima correlación de entre todos los elementos mencionados y puestos en práctica a través del proceso educativo, aportarán el conocimiento de una nueva lengua.
Columnistas
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