Miercoles, 27 de noviembre de 2024
Los cambios que vienen
Ilustres corregidores
Nos enteramos estos días que a nuestros, hoy flamantes ministros y ministras, aunque alguno de ellos repite, no les parece suficiente salir en la prensa fotografiados con sus respectivas carteras agarradas fuertemente a dos manos no vaya a ser que a su presidente, de cambiantes ideas, se le ocurra quitárselas y entregarlas a otros en cualquier momento, digo, no teniendo suficiente con eso que ya es trabajo, pretenden ejercer otros menesteres y, aunque el mejor ejercicio que harían algunos sería precisamente no ejercer, pues resulta que no, que no es así y, tras interpretar a su manera aquello del "hábito y del monje", se lanzan con alegría y ardor a enmendar la plana por una parte a los académicos de la lengua y por otra a los constitucionalistas para, primero, corregir el lenguaje de la Constitución haciéndolo más inclusivo, (término que, reconociendo mi ignorancia, no sé bien lo que significa) y enmendándolo en los conceptos o vocablos que para ellos son poco claros, y segundo, añadir, quitar o modificar a su voluntad artículos de dicha Carta Magna, por considerarlos desfasados, erróneos, confusos, o extemporáneos.
Para nosotros, pobres ciudadanos a los que estos señores y señoras consideran semianalfabetos, son muy de agradecer tan loables deseos que junto con otros cambios que parece van a proponer en lo referente a una nueva interpretación o alcance de términos dentro del Código Penal para adecuar a su voluntad las leyes en cada momento, van camino de convertir a los ministros y ministras, ora en académicos de la lengua, ora en jueces, ora pro nobis como diría el gran humorista Juan Pérez Zúñiga en sus "Viajes morrocotudos" ilustrados por el no menos grande Joaquín Xaudaró.
Bien, la verdad es que todo esto, aunque intentemos tomarlo con humor, tiene muy poca gracia porque un día sí y al siguiente también, se va haciendo patente a qué brillantes cerebros hemos entregado la dirección y guía de nuestro peregrinar, valga la piadosa expresión.
Porque, hemos hablado, como se dice ahora, a nivel ministerial, pero si descendemos a otros niveles, podemos echarnos a temblar convulsivamente si contemplamos y por ende imaginamos, las ocurrencias que puede dar a luz el personal que conforma o irá conformando cada ministerio de este gobierno pretendidamente progresista en la dudosa acepción que ha venido a darse a este calificativo en estos tiempos convulsos.
Para muestra, vemos que la ministra de Igualdad, Irene Montero, que por aquello precisamente de la igualdad ha nombrado solamente mujeres entre sus colaboradoras próximas, ha distinguido también, entre sus nombramientos y para el puesto de directora del Instituto de la Mujer, a Beatriz Gimeno de cuyas ideas y actividades no entro en detalles pero que estimo por lo que conozco, no son muy acordes con nuestra idea de la figura y papel de la mujer en nuestra sociedad por lo que es de imaginar que su aportación en este instituto ofrece serias dudas en cuanto a lo que algunos entendemos por ortodoxia. Bueno, quizá será mejor no seguir y que Dios reparta suerte
Y termino intentando distraerme, analizando y pretendiendo aclarar la terrible duda que acaban de producirme las declaraciones de la ministra Isabel Celaá en cuanto a la propiedad de mis hijos, alguno de ellos casado ya y con hijos a su vez. Imagino, entre otras cosas, las dificultades que va a entrañar la redacción de mi testamento, no otorgado aún gracias a Dios, si es que algo me queda en su día para testamentar.
Francisco Alonso-Graña del Valle