Sabado, 23 de noviembre de 2024

El capitalismo de Estado

Los capitalistas, enemigos del liberalismo

Vengo observando una sistemática confusión entre capitalismo y liberalismo. Términos que aparecen frecuentemente intercambiables, como si fueran sinónimos, y empleados casi siempre en sentido peyorativo. Así, el llamado neoliberalismo aparece vinculado a los banqueros desalmados, a los tiburones financieros y a la avaricia deshumanizada. Este tipo de confusiones son propias de los tiempos actuales dominados por una gran superficialidad intelectual, donde el análisis y la reflexión se ven sustituidos por el eslogan ideológico y la corrección política.  

 Confundir capitalismo y liberalismo es un error garrafal. Pues el capitalismo –al menos en su acepción vulgarizada y extendida, que lo define como aquél que fomenta los desequilibrios en la distribución de la riqueza- se da en regímenes e ideologías que nada tienen que ver con el liberalismo. Así, tenemos capitalismo comunista, capitalismo nacionalista, capitalismo socialdemócrata o si lo prefieren, capitalismo subvencionado, capitalismo proteccionista, capitalismo caciquil, capitalismo aristocrático, etc. Es más, dada la escasez de regímenes y períodos realmente liberales en la historia de la humanidad, podemos decir que es más fácil encontrar el capitalismo asociado a cualquiera de esas ideologías que al liberalismo. La simbiosis capitalismo-liberalismo es una rara avis.

   El liberalismo no se define por la necesaria acumulación de capital, aunque normalmente en un sistema liberal acaba dándose esa acumulación, fruto de las desiguales dosis de aptitudes, capacidades, esfuerzo y también –no podemos descartarlo- suerte que tienen los distintos seres humanos.  

 La diferencia del capitalismo liberal con el capitalismo socialdemócrata actual, es que en un régimen liberal la riqueza –y la pérdida de la misma- está al alcance de cualquiera, mientras que en el socialista sólo lo estará para aquellos próximos al régimen de turno y que mercadean con los gobernantes para la creación de monopolios que blinden sectores productivos, fijen aranceles para crear mercados cautivos o les den acceso al maná gubernamental en forma de subsidios y subvenciones. Estas últimas modalidades de capitalismo son las más frecuentes, pero coincidirán conmigo en que quienes practican ese capitalismo, podrán ser muchas cosas, pero liberales NO.  

 En España, debido a sus sistema económico intervenido y subvencionado, tenemos muchos de esos capitalistas (entendiendo capitalista como sinónimo de rico, potentado o acaudalado), tantos, que podríamos asegurar que salvo las pymes, el resto de empresas de cierto tamaño con facturaciones superiores a los 10 millones de euros participan todas del chalaneo con el poder político. No hay empresa de cierta entidad que no tenga que prostituirse y entrar en el juego para lograr subvenciones, contratos con las administraciones, regulaciones restrictivas del libre mercado, barreras de entrada, concesiones, licencias o autorizaciones administrativas, etc. A eso se le podrá llamar vulgarmente capitalismo, pero desde luego que liberalismo NO.  

El liberalismo se basa en el libre intercambio, en la libre colaboración de las personas a través de acuerdos voluntarios. En millones de pequeñas transacciones y decisiones libremente adoptadas, en un sistema de orden espontáneo que no puede ser mejorado por las decisiones centralizadas de unos pocos. Fruto de esas decisiones libres e individuales, en lo acertado o errado de las mismas, hay quienes triunfan y quienes no. Pero ese triunfo o ese fracaso no es para siempre, pues quien tuvo éxito en un momento determinado no deja de estar expuesto a perder su posición si encadena una secuencia de malas decisiones. Así, el liberalismo es el sistema del “ascensor social”, en el que el acceso al éxito no le está vedado a nadie, ni nadie está blindado ante la adversidad.  

 Frente a este capitalismo, basado en el liberalismo y que se constituye con un auténtico ascensor social, los poderosos, los grandes capitalistas se revelan para mantener su posición privilegiada y sus prebendas, regulando y dificultando el libre desenvolvimiento de los agentes económicos, pues sólo así lograrán que sus decisiones erróneas o la competencia más espabilada no pongan en peligro su posición dominante. Así, resulta que, contrariamente a la opinión generalizada, los grandes enemigos del liberalismo son los capitalistas.

  En palabras de Von Mises “cuando se afirma que defender el capitalismo es un problema exclusivo de los empresarios y los capitalistas (...) no hace otra cosa que lanzar propaganda engañosa (...) La idea de que "los que tienen" permanecen eternamente como propietarios, mientras siga en pie el capitalismo, deriva de una total ignorancia de la naturaleza de la economía capitalista, en la cual la propiedad pasa de manos continuamente desde quien es menos capaz de gestionarla a quien la gestiona mejor. (Los ricos) Están particularmente interesados más en el intervencionismo estatal, que tiende siempre a conservar la distribución actual de los bienes entre los propietarios, que en el liberalismo, en cuyo sistema no hay lugar para quien permanece tenazmente apegado a la realidad transmitida y a la riqueza que constituye su pilar”.

   Siguen Vds. pensando que los señores Botín, Entrecanales, Del Pino, Lara, etc. verdaderamente ¿son liberales? 


Comentarios

Por JMA 2011-04-26 20:27:00

Mire decir que el liberalismo hunde sus raíces en la escolástica española es una leyenda urbana, promovida desde pensamiento no católico. Woods desconoce totalmente no sólo la Escuela de Salamanca sino también la escuela española de derecho natural. Es una barbaridad la tesis de que la Escuela de Salamanca es la precursora del liberalismo económico, así como afirmar que el liberalismo económico es la realización de la doctrina social de la Iglesia., incidiendo a sensu contrario en lo ocurrido en los años 60 y 70 del pasado siglo con el movimiento de "cristianos por el socialismo" que pretendía ver la compatibilidad entre el cristianismo y un marxismo supuestamente purgado de sus fundamentos filosóficos, condenado expresamente. De entrada tenemos que la doctrina social de la iglesia no es una propuesta de doctrina política o económica, sino una propuesta ética. CA, 54. Un punto clave, que desde el punto de vista de los principios, muestra que el liberalismo no es del todo coherente con la doctrina social de la iglesia es el concepto de "propiedad privada". En la doctrina social de la iglesia el concepto tiene que ver con la función de los bienes materiales en la realización de la dignidad personal. Según la doctrina social todo ser humano necesita de bienes materiales para realizase como persona: necesita comer, vestir, morar bajo techo, necesita recursos para educarse, para mantener la salud, para cultivarse culturalmente, para la distracción y el recreo. Este es un derecho de toda persona por el hecho de ser humano. Ahora bien, toda persona al nacer no tiene por ley de nacimiento asignados los recursos materiales necesarios para realizarse con dignidad, debe agenciárselos entre los bienes creados y los producidos en el mundo normalmente por medio del trabajo. Una persona al morir, no se lleva consigo sus bienes, una vez que han cumplido su función de suministrarle los medios para su realización, esos bienes quedan disponibles, y muchas personas de hecho los legan por medio de testamento a otros. El vínculo entre los bienes poseíbles y sus posesores es funcional y se basa en el derecho natural a poseer los bienes necesarios para realizar la propia dignidad. La misma institución del mercado muestra ese vínculo funcional, pues en el mercado intercambiamos los bienes según la necesidad o conveniencia. Por lo tanto la legitimidad ética del ejercicio del derecho de propiedad sobre bienes, según la doctrina social de la iglesia, tiene límites y condiciones.


Por El Autor 2011-04-26 16:33:00

Libre mercado, librecambismo, liberalismo y capitalismo, son sistemas económicos plenamente compatibles con la religión católica. Más incluso, podría decirse que el liberalismo hunde sus raíces en pensadores de la escolástica española, todos ellos católicos ortodoxos. Estas y otras muchas afirmaciones son sostenidas y argumentadas con rigor por el profesor Thomas E. Woods en su libro ?Por qué el Estado sí es el problema. Una defensa católica de la economía libre?. Según este autor católico, la doctrina de la Iglesia sí está en condiciones de establecer cómo le gustaría que fuesen las condiciones materiales de vida de las personas, pero en lo que no está especialmente capacitada para determinar cuáles son los medios para alcanzar esa deseado bienestar material, ni la infabilidad del Papa afecta a la materia económica, ni la doctrina social de la Iglesia constituye ningún dogma de fe, pudiendo uno ser un católico ejemplar y disentir radicalmente de aquélla. No en vano ?la economía de mercado es el mejor camino para alcanzar las condiciones laborales deseadas por los papas?. Quizás ése pudiera ser un buen tema para un próximo artículo y podamos, entonces, debatirlo animadamente.


Por Fray Gerundio 2011-04-26 07:14:00

Bastante certero el comentario de JMA. Por mi parte explicar varias cosas: en primer lugar la separación de moral y economía es rechazada por la DSI; en segundo lugar es imposible hacer tal cosa por los motivos que se exponen en la DSI; en tercer lugar si, como cree el autor, el liberalismo fuera una expresión del cristiano libre albedrío entonces sí que hace referencia a una concepción del bien y -por tanto- a una moral. "El liberalismo permite la generación de riqueza": falso, la permite el mercado, dotado de normas ético-legales muy anteriores a la aparición del liberalismo. Por el mismo motivo tampoco el liberalismo "genera riqueza". En resumen: el autor confunde liberalismo con capitalismo y con mercado; yerra en el papel de la moral en la actividad económica y por tanto distorsiona -sin quererlo- lo que dice el magisterio católico al respecto. Y toda esta confusión por falta de formación rigurosa acerca de un tema tan sensible.


Por JMA 2011-04-25 17:38:00

Niego la mayor, Evodio. Indudablemente César en De bello Gallico,VI,22 no está describiendo la "propiedad" socialista. No todo es socialismo o capitalismo o en su concepto liberalismo. Hay vida antes y después de las ideologías.Así por eejmplo y empezando, no por los cimientos, sino un poco más arriba, la fundamentación de la propiedad no es la misma en Adam Smith, Stuart Mill, Bastiiat o Thiers que en Kant, ni la de ninguno de ellos la justifica como Montesquieu o Bhentam. Superando todo ello el catolicismo social evita el doble escollo del individualismo y del colectivismo, inicidendo en el doble caracter individual y social, de la propiedad, pues reconociendo el principio de la propiedad individual, lo sujeta a las exigencias del bien general, del bien común.


Por Por el Autor 2011-04-25 13:36:00

El liberalismo no es más que una expresión del cristiano libre albedrío. El liberalismo sólo se ocupa de la creación de riqueza material y no de lo que cada uno debe hacer con la riqueza adquirida para poder ganarse el Cielo. El liberalismo no es una religión, no se ocupa del alma, ambas juegan en planos diferentes, pero no necesariamente antagónicos. El liberalismo permite la generación de riqueza, pero no se entromete en el destino que cada uno quiera hacer con su dinero. Es en esa segunda fase en la que entraría la religión y la ética, a través de la caridad y la filantropía y no a través de la redistribución coactiva de la riqueza, pues eso es socialismo, no catolicismo. Por cierto, para poder distribuir la riqueza, primero hay que crearla y en eso ningún modelo gana al liberalismo.


Por Fray Gerundio 2011-04-25 00:41:00

"El liberalismo se basa en el libre intercambio, en la libre colaboración de las personas a través de acuerdos voluntarios." Lógica afirmación de quien no se ha leido los clásicos y sí los patéticos refritos de propagandistas como Mises o Hayek. En fin, paciencia para sobrellevar la nueva moda del "liberalismo", como antes la fue del "socialismo".


Por JMA 2011-04-24 23:14:00

Aconsejo al articulista las siguientes lecturas: "La vostra gradita presenza", " Com Sempere". " Los problemas juridicos del capiatlismo moderno", las múltiples obras "Sobre la deformación de las Personas Jurídicas " y en el campo marxista " En torno a los orígenes de la Revolución Industrial" de Hobsbawm.


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