Sabado, 23 de noviembre de 2024
España la nación más estable de Europa
Nación cultural y nación política
Las ideologías tienden a definir la realidad histórica en función de sus propios conceptos. Así, si creyéramos a los marxistas, hasta el advenimiento del comunismo no habría existido un régimen propiamente libre, incluso propiamente “humano”, sin opresión ni esclavitud (también “esclavitud asalariada).
Si creemos a ciertos doctrinarios, la nación propiamente dicha, la que ellos adjetivan “política”, no habría existido antes de la Revolución francesa. Así, aseveran que la “nación política”, y España como tal, no existen hasta la transferencia de soberanía del monarca a “la nación”, con la Constitución de 1812. Constitución por lo demás inefectiva: España habría dejado muy pronto de ser una nación “política” para volver a serlo con la I República, dejar de serlo de nuevo y volver a serlo con la II República, para nuevamente dejar de serlo y volver a serlo con la Constitución actual. Algunos llevan la cosa más allá –como el presidente del Congreso, el indigente intelectual Bono--, e identifican el concepto de libertad con el de nación “política”; por tanto, en España no habría habido libertad ni nación política más que una pequeña parte de estos dos últimos siglos. Para definir a España antes del siglo XIX y la mayor parte de ese siglo y del XX, habría que inventar nociones artificiosas, que embrollarían una cuestión básicamente sencilla: nación es la palabra con la que podemos identificar a toda comunidad cultural amplia dotada de un estado, y que la diferencia, por ejemplo, de un imperio. Todo estado tiene naturaleza política y, con unas u otras formas, representa a la comunidad cultural en la conciencia de sus pobladores. No existen, salvo durante períodos cortos, estados divorciados de los pueblos o naciones, a los que en cierto modo encuadran.
Podemos hablar de nación cultural y nación política, pero creo que es mejor hablar de comunidad cultural (u otra palabra) y nación en el sentido dicho arriba. Otra cosa es que los estados cambian con el tiempo, y lo mismo las sociedades. Así, el estado hispano-godo era bastante distinto del estado musulmán, del estado de los Reyes Católicos (estado “moderno”) y del estado en que la soberanía queda transferida del monarca a la nación, un tipo de estado que podría llamarse nacionalista. Transferida de modo ideológico, claro está. En la realidad, la nación nunca ejerce la soberanía. La ejercen oligarquías, las cuales son votadas por mayoría en los estados nacionalistas, y sin olvidar que la mayoría puede abstenerse de votar, como ocurre a veces en Usa. Lo cual quiere decir que la minoría queda sistemáticamente marginada de su teórica soberanía (aunque en una democracia liberal minorías y mayorías, con las oligarquías correspondientes, pueden alternarse). Desde este punto de vista, la nación política sería una ficción.
A lo largo de la historia ha habido estados nacionales y estados imperiales. Estos últimos han sido, por lo general, estados nacionales en su origen, que se expandieron sobre otras sociedades y destruyeron o asimilaron otras naciones. El núcleo nacional de los estados crea, por lo común, la clase política y la lengua dominante, y al mismo tiempo tiende a “nacionalizar” a su imagen y semejanza a las naciones y sociedades vencidas o asimiladas. No es cierto que “El Estado comienza cuando el hombre se afana por evadirse de la sociedad nativa dentro de la cual la sangre lo ha inscrito. Y quien dice la sangre dice también cualquier otro principio natural; por ejemplo, el idioma. Originariamente el Estado consiste en la mezcla de sangres y lenguas. Es superación de toda sociedad natural. Es mestizo y plurilingüe”. Esto lo dice Ortega pero, como tantas otras ocurrencias suyas, no tiene la menor relación con la realidad histórica. Piénsese, sin más en el estado romano, el inglés, el español o el francés y sus correspondientes imperios.
Cabe añadir que no existe ninguna sociedad totalmente homogénea desde el punto de vista cultural, y que en todas existen factores unitarios y disgregadores. A pesar de ello, puede reconocerse una sociedad en la historia por algunas constantes como el idioma, la religión, el derecho, ciertas costumbres y otros datos. Así podemos identificar la sociedad española desde Roma –y no antes--. Al mismo tiempo vemos que a ese tronco fundamental se han ido integrando a lo largo de los siglos otras culturas, como la vasca cuando salió de la protohistoria. En contra del tópico –bastante idiota—de que los españoles somos incapaces de convivir y siempre estamos a la greña unos con otros –algo que, en la medida en que es cierto, pasa en casi todos los demás países—, España es históricamente la nación más estable de Europa y con fronteras más antiguas. Su estado, entre mil avatares y diversas evoluciones, ha persistido desde Leovigildo, salvo un corte de pocos años tras la invasión islámica. Lo que quiere decir que casi siempre han predominado los elementos unitarios sobre los disgregadores, los centrípetos sobre los centrífugos. Y todo eso es comunidad cultural y política, es decir, nación.
Comentarios
Por Visor 2011-09-23 14:54:00
Está también la conciencia colectiva de pertenencia. Si en tiempos de Carlos V le preguntasen a un francés, inglés etc. dirían sin titubear su país o nación de pertenencia. Bien es cierto que hubo tiempos en que la pertenencia "oficial" era patrimonialista de los reyes y podía -y de hecho variaba- con sus matrimonios. Sin embargo queda lo sustantivo. Lo de los nacinalistas es puro cuento chino de finales del XIX. Se imaginan a un navegante vasco en el XVI diciendo que su pertenencia era Euzkadi y luchaba a favor de su lehendacari?
Por Aller 2011-09-22 17:55:00
Me gusta la diversidad, de hecho, se habla de "las Españas" en la Historia. El Antiguo Régimen tenía esas cosas bastante bien armonizadas con sus reinos diversos etc. Hay otro modelo de solución, que es el jacobino, la nación política, con unidad de soberanía. ¿Es Francia una democracia?.¿Negoció con el secesionismo corso o bretón?. Si se transige con todo no existirá estado alguno. Está la solución reaccionaria/carlista/foral, y está el estado contemporáneo francés, que no pasa ni una. Luego hay una utopía anarquista en la que no cabe estado alguno. Todas las opciones son más consecuentes que el "siperono", autodeterminación, pero no ahora que perdemos, revisable si perdemos, pero irreversibles si ganamos...(suena a risa pero es el plan Quebec). Para Euzkadi sí, pero para Navarra no.¡Y por qué no para este valle o aquel barrio?.
Por Juan Carlos 2011-09-22 13:05:00
Aller, seria mucho más eficaz desde el punto de vista económico que todos llevásemos la misma camisa y el mismo coche; los costes de fabricación serían entonces muy bajos, pero los seres humanos sacrificamos eficacia por diversidad. Somos así, estamos en nuestro derecho y es importante no olvidarlo.Tu quieres recuperar Gibraltar, pero los gibraltareños no quieren ser españoles, tu no te sientes extranjero en Lugo, pero hay catalanes que se sienten extranjeros en Madrid. Como en todas estas cuestiones, hay que negociar y transigir.
Por Aller 2011-09-22 11:32:00
Es el colmo pensar que confundo la Guerra de Secesión (precisamente citada como dos "estados" circunstanciales en una "nación", - como en nuestras guerras civiles) con la de Sucesión, una guerra internacional/mundial. Aunque quizá en España haya tenido un pequeño matiz civil. En cualquier caso Casanova nunca negó la nación española, por la que combatía en catalán y en austracista. Conozco a los portugueses. Hay de todo. me refería a los del tiempo de Camoens, Quirós y Magallanes. Los de ahora, si se les dan las pensiones españolas, se olvidan de Aljubarrota. Paseando por Braganza uno se da cuenta de que son más españoles que en Lavapiés. Pero eso es otra historia. no es que yo quiera imponer un concepto de nación. Al menos no he delimitado en la actualidad el que fuese fetén para mi. Simplemente no me siento extranjero en Lugo, y preferiría recuperar Gibraltar, pero no hay que obsesionarse con los mapas. Levantar fronteras no arregla nada, y amenaza mucho. Nuestro problema estaría más cerca de Yugoslavia que del Benelux, me temo. Las "aduanas" se pueden establecer con los idiomas, las preferencias laborales, las diferencias legales, lso regímenes fiscales...a eso me refería. Tanto nuevas fronteras como nuevas "aduanas" son algo contra, y por una vez tienen razón, lo que la OTAN y la UE están muy prevenidas.
Por Juan Carlos 2011-09-22 09:37:00
Aller, pregúntale a los portugueses si están de acuerdo con tu sutil distinción entre nación y estado y pregúntales si piensan, como Camoens, que son españoles. Como he dicho antes, dejémonos de melodramas y de evocaciones poéticas a las naves de Magallanes. Tal como tu lo planteas, el concepto de estado es objetivo y el de nación es subjetivo, y por tanto tienes que asumir que tu concepto de lo que engloba una nación no es mas válido que el de tu vecino. ¿Que tiene que ver el conflicto entre abolicionistas y esclavistas que desencadena la Guerra de Secesión Americana con todo esto? ¿No te estarás liando con la Guerra de Sucesión en España? En cuanto a las aduanas, la Unión Europea ha terminado con ellas y siguen coexistiendo muchos países en Europa. Si Bélgica se fraccionase en dos estados, no pasaría absolutamente nada, y coexistirían sin aduanas.
Por Aller 2011-09-21 22:46:00
No debe confundirse nación con estado, como hace Juan Carlos. Alemania no ha sido dos naciones hasta hace poco, con dos estados. Los palestinos o los israelíes son otros ejemplos. Polonia siempre fue una nación, que el mapa no reflejó como estado por mucho tiempo etc Un cambio administrativo puede o no ser un drama, sin "melo", como fue la Guerra de Secesión. Pero España es una realidad evidente. El obispo Rada escribe de "los cinco reyes de España" luego de Las Navas. Incluye a Portugal, pero no a los moros. Entendía que la pluralidad de "estados" no alteraba la comunidad cultural de Mallorca a Lisboa, mientras que la Córdoba de entonces era otra cosa, más diferente que los francos ultrapuertos. Camoens entendía bien ese concepto."Portugueses y castellanos, que españoles somos todos". Es la unidad de misión, emoción y destino la que unía las naves de Magallanes y Elcano. Y es la división emocional-espiritual la que puede fraccionarla no las fronteras políticas. Bien que levantar aduanas dentro de la Europa del XXI es ser imbécil.
Por Juan Carlos 2011-09-21 14:05:00
Le recuerdo a "pepescéptico", que a los habitantes de Mónaco y Luxemburgo han vivido bastante mejor que los de China e India. No parece haber correlación entre macroestados y nivel de vida.
Por pepescéptico 2011-09-21 13:27:00
En lo fundamental, estoy de acuerdo con Don Pío y me irrita lo dicho por Juan Carlos. Me irrita porque parece que no le gusta la nación española (no sé si le gustarán otras naciones del amplio mundo). Según este ser de la vida, la merma de una nación en favor de otras nuevas, es un mero cambio administrativo. Ese cambio existirá en su cabeza atolondrada, ya que una nación se forja a través de la historia y con mucho sufrimiento. No vale, pues, pensar, y mucho menos decir, que una nación se va a la porra por la decisión insensata de unos gobenantes mediocres apoltronados en sus eventuales sillones. Eso es de memos. Además, cuando se tiende a formar macroestados, fuertes ante cualquier amenaza exterior, nosotros, los listos, vamos y nos micronizamos para dar gusto a cuatro ideólogos que nada tienen que perder. Desgraciadamente, hay muchos de estos Juan Carlos apátridas, que más les hubiera valido nacer en un país islámico.
Por Juan Carlos 2011-09-19 21:17:00
Con todo el respeto del mundo, el articulista haría bien es no confundir pedantería con erudición y menos emplear párrafos farragosos y excesivamente largos para decir cosas relativamente simples. Por otra parte, hago notar al articulista que dependiendo del periodo histórico, en la Península Ibérica han coexistido desde cinco naciones hasta una sola. Mañana podrían existir cuatro si Cataluña y el País Vasco lograsen su independencia. No convirtamos un cambio administrativo en un melodrama, seamos sensatos.
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