Domingo, 05 de mayo de 2024

Un nuevo sindicalismo: los sindicatos independientes

Sindicatos: pasado, presente y futuro

Fitc-Santander, o sea, la Federación Independiente de Trabajadores del Crédito, sindicato profesional según su propia autodefinición para no confundir con los llamados sindicatos de clase, ha publicado un libro pequeño en tamaño pero ambicioso en contenido, titulado Sindicatos: pasado, presente y futuro, en el que analiza el movimiento sindical desde los tiempos más remotos ( creo recordar que la cita más lejana que he encontrado en el libro se refiere, nada menos, que los tiempos de Roma: Los Colegios y la solddalitia romanos 500 A.C.). Es un repaso al movimiento sindical, como digo, desde los tiempos históricos, aunque para muchos historiadores, el sindicalismo, tal como lo conocemos actualmente, es evidentemente posterior. Pero los autores de este estudio han querido demostrar que en periodos históricos precedentes, los hombres se han visto en la necesidad de agruparse para defender sus propios intereses. Habría que aclarar que esa necesidad de unidad, que fue eminentemente gremial, no es ajena, por otra parte, a la filantropía masónica aunque no exclusiva de ella.

  Existe el convencimiento, no exento de razones por otra parte, de que el sindicalismo está íntimamente unido a la política y de que es un movimiento que comienza a tomar cuerpo a raíz de la Revolución Industrial ocurrida en Inglaterra en 1755. Desde finales del s. XVIII y a lo largo del s. XIX, el sindicalismo moderno ha vivido en estado larvario pero metamorfoseándose para derivar, ya en siglo XX, en lo que conocemos actualmente. Las convulsiones políticas ocurridas a lo largo del s. XX determinaron el modelo sindical a seguir en cada zona o país, y las organizaciones sindicales se fueron revistiendo del manto ideológico que inspiró la forma de gobierno de cada lugar.  

 Mientras España vivía la Transición al régimen democrático actual, el comunismo marxista de los países del Telón de Acero entraba en liquidación, lo que obligó a muchos partidos de la órbita soviética a abandonar el radicalismo marxista para optar por otros argumentos ideológicos, como la social democracia. Esto obligó a los sindicatos dependientes –correas de transmisión, en el argot- de estos partidos a adoptar también posicionamientos más moderados.  

 Debido a ello, en España han surgido nuevos sindicatos independientes, enseguida tachados de “amarillos” por las grandes organizaciones, que han recogido sustancialmente el descontento producido por los todopoderosos.  

 Para ser fieles con la Historia, no nos podemos olvidar a los anarquistas que ya se batían el sudor con los empresarios –y con los políticos- antes de que las organizaciones de izquierda protagonizaran la lucha obrera. Como tampoco podemos permitir olvidarnos de los “agentes sociales”, los negociadores ante los conflictos laborales cuando el sindicalismo en España, en los albores del s. XX, todavía era una realidad precaria, y pongo como ejemplo a don Leopoldo Palacios Morini, a quien debemos interesantes estudios, hoy historia de los derechos de los trabajadores, como Las Oficinas de Colocación, de 1911, La regulación colectiva del contrato de trabajo, al año siguiente, o La Conferencia de Lugano, sobre los derechos de los Trabajadores, de ese mismo año, después de haber prestado sus servicios como negociador entre trabajadores y empresas.

  Fitc nació en octubre de 1977 y tiene en el abogado don Santiago Barriocanal su punto de referencia. Su razón de ser es ofrecerse como alternativa de los sindicatos de clase y su sector y escenario de actuación es el financiero, el de la entidades de crédito. Su apuesta para el futuro, según se desprende de este sencillo, repito, pero ambicioso trabajo es adaptarse a los tiempos, mostrar las coordenadas en las que debe descansar la negociación sindical en los revueltos tiempos que estamos viviendo: la flexibilidad y la evolución. Defiende un modelo sin apoyo institucional y se inclina más por el diálogo que por la lucha.    

Honorio Feito


Comentarios

Por Riego 2012-12-08 08:23:00

Es evidente que el desprestigio de los sindicatos está justificado por la dependencia de la subvención y por el politiqueo de las grandes centrales. Los sindicatos de clase tienen el mensaje gastado, aluden a la lucha entre patronos y obreros cuando hoy el conflicto está en los gobernantes y los trabajadores, y aluden a esquemas laborales caducados. Cuando el mundo laboral se resiente de un modelo de producción gastado, estos sindicatos siguen erre que erre como si la cosa transcurriera setenta años atrás. Recuperar la confianza en el sindicalismo es el compromiso de estas siglas, a las que, como dice el autor, tachan de amarillentas para desprestigio, pero lo tienen difícil porque el paro sigue creciendo y en este panorama, hablar de derechos de los trabajadores parece una utopía.


Por Gunther 2012-12-07 23:12:00

Elogio a ese sindicato. Y creo en su independencia respecto a poderes externos a sus trabajadores. Pero hago una reflexión. Los sindicatos hegemónicos "de clase" aunque algún afiliado, como Riopedre, tuviese muy poca, están unidos y alcanzan a todos los sectores. Sin embargo, no pocos trabajadores se han zafado de su asfixiante hegemonía, con sindicatos especializados, de médicos, de banca, de hacienda, de enfermeros, anpe de profesores etc. Si todos estos fuesen una confederación de sindicatos por ramos, serían tan fuertes como los dos de siempre. Junto con el csif, en el sector público serían seguro la fuerza dominante. El cabezaratonismo tiene esa consecuencia; limita los alcances en lograndes aspectos generales. Animo a ese segundo paso a todas estas siglas.


Por Hf 2012-12-06 20:26:00

¿El gobierno? ¿Ha dicho usted el gobierno?


Por ASTUR 2012-12-06 11:20:00

Hf, a mí no me dé las gracias, déselas al Gobierno cuando consiga quitarnos del medio a tantos que viven del cuento, pero tampoco le interesa mucho porque también dentro de él, y aledaños, hay muchos que viven del mismo cuento o parecido.


Por hf 2012-12-06 10:42:00

Totalmente de acuerdo. Gracias


Por ASTUR 2012-12-06 10:33:00

No conozco ese libro pequeño en tamaño pero ambicioso en contenido, que dice el autor del artículo, sin embargo conozco la trayectoria de los sindicatos que tenemos en España. Creo que son necesarios porque de lo contrario la patronal abusaría del trabajador, estoy seguro, pero también estoy seguro que los sindicatos, la patronal también, debieran financiarse con la cuota de sus afiliados y no que los tuviéramos que sostener el resto de los españoles que no pertenecemos ni a unos ni a otros. De esta manera habría más dinero para otras cosas de más necesidad, la sainidad, la educación, por ejemplo, Menos coches, menos ministrinos, menos concejales y un largo etc., y España, esta España nuestra que dice la canción, iría mucho mejor .


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